La iniciativa gubernamental de Sánchez para regenerar la democracia está sometida a fuertes críticas y polémicas y presenta numerosas contradicciones con sus propios planteamientos. Lo señalaba el 19 de septiembre Josep Martí i Blanch en su artículo en La Vanguardia titulado “Mucho pan y poco queso”.
Martí señalaba la contradicción, que ya era visible en la legislación actual y que, con la nueva, todavía se acentuará más, en estos términos: “En Catalunya, por ejemplo, uno puede escribir y decir que la mejor iglesia es la que arde o que todos los curas son pederastas en ciernes, pero no que los valores del islam son incompatibles con la democracia. La primera barbaridad es gratuita, mientras que la segunda afirmación te puede costar 10.000 euros”.
Esta cita literal ejemplifica lo que propone la regeneración democrática de Sánchez , que quiere abolir el delito de ofensa a los sentimientos religiosos . En toda la UE, es decir, en 27 estados, sólo 6 no sancionan, y uno de ellos es, obviamente, la república francesa. En contrapartida, los llamados delitos de odio, duramente castigados, se multiplican. Pero, ¿qué es un delito de odio? Podríamos decir que sobre todo se produce cuando va contra la doctrina woke, es decir, cuando se maltrata temáticas y sujetos relacionados con el feminismo, la perspectiva de género, la inmigración, el islam o la homosexualidad, pero no tienen prácticamente aplicación cuando las víctimas son los cristianos o la iglesia. Precisamente, el presidente de la Conferencia Episcopal Española señalaba con acierto una de las grandes contradicciones. Ha dicho: «El sentimiento sirve para cambiar de sexo, pero al mismo tiempo los sentimientos religiosos dejan de ser un bien jurídico protegido«.
No es una contradicción menor que esta regeneración democrática exceptúe también lo que está ocurriendo en las universidades, donde todos los profesores que se apartan de la doctrina woke tienen serios problemas de cancelación intelectual. Es más, por ejemplo, en el ámbito de la filosofía en la Universidad de Barcelona, no tiene ninguna posibilidad aquel académico que manifieste un mínimo posicionamiento favorable al tomismo. En cambio, tiene todas las posibilidades si se declara seguidor de Dª. Butler y su teoría queer.
Asimismo, en la ley contra las fake news, la diferencia injusta de tratamiento se hace evidente. Ahora mismo, Echenique, exdiputado de Podemos, está procesado por una denuncia por delito de odio, que veremos qué recorrido tiene. Pero lo más interesante de este hecho es lo que dijo literalmente: “Es mucho más probable que un sacerdote cometa un delito de agresión sexual contra menores de edad a que delinca a una persona migrante”. Argumenta que lo dijo para poner de relieve que es absurdo generalizar y criminalizar en ambos casos, pero, en realidad, sí criminaliza de una forma concreta, y además es falso.
De hecho, las denuncias contra sacerdotes por delitos de violencia o abuso sexual son absolutamente marginales. Según el informe anual sobre este tipo de delitos del Ministerio del Interior, en el 2022 se registraron más de 15.000, y de éstos, a lo sumo, un par o tres tenían como presuntos culpables sacerdotes. En contrapartida, el peso de los inmigrantes en este tipo de delitos era proporcional a su peso en la población, en el caso de víctimas menores de 18 años, pero resultaba tres veces mayor en las víctimas de entre 18 y 35 años. Por tanto, Echenique engaña o incurre en una fake news. Sin embargo, el ámbito gubernamental, incluida la fiscalía, no considerará que esta distorsión por acusar de pederastia a los sacerdotes merezca ninguna sanción.
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