Dos centros concertados bien conocidos, Viaró en Sant Cugat y Canigó en Barcelona, han hecho público que renunciarán al concierto para transformarse en centros privados y, por tanto, con un coste mucho más importante para los padres. La idea de la “renuncia al concierto” es un eufemismo. Se trata, sencillamente, de que estos centros practican la metodología pedagógica de la escuela diferenciada, donde los chicos y chicas estudian en escuelas separadas.
Lo que ha pasado es que la Generalitat deja sin el concierto económico a aquellas escuelas que optan por este modelo. No importa que haya padres que quieran esta educación para sus hijos de acuerdo a sus criterios, porque, a pesar de estar consagrado como un derecho en la Constitución, tanto el gobierno catalán como el español ignoran este principio.
La posición de la Generalitat
La Generalitat, por razones estrictamente ideológicas, considera que estos centros «segregan» por sexo. Pero la pregunta que deberían responder es: ¿quién es el segregador y a quién segrega? ¿Esta práctica implica que hay unas personas que, contra su voluntad, reciben unas condiciones peores que otras? Esto es lo que realmente define la segregación: separar unos de lo común. Ahora bien, ¿quiénes son los padres que quieren que sus hijos sean segregados?
De hecho, los alumnos, tanto chicos como chicas, de las escuelas diferenciadas sacan mejores resultados en su conjunto, y eso, evidentemente, no liga con la idea de segregación. Este hecho es aún más acentuado en las asignaturas técnicas, como el bachillerato científico, las matemáticas, la física y la química. La proporción de chicas de estas escuelas que optan por grados de ingeniería es mucho mayor que la media, hecho que a menudo se ha considerado, sobre todo por parte del feminismo, como un problema. Pero cuando hay una solución evidente, deben cargársela.
Los beneficios de la educación diferenciada
El modelo de educación diferenciada parte del criterio de que, separando a chicos y chicas en aulas o centros diferentes, los resultados de aprendizaje serán mejores. Esto se debe a que el ambiente educativo y las metodologías se adaptan mejor a las características diferenciales de chicos y chicas, que tienen ritmos de maduración y estilos de aprendizaje distintos. Así, se potencia su rendimiento académico. El ejemplo anterior sobre las chicas en los bachilleratos científicos y su acceso a las ingenierías es una consecuencia.
Además, la educación diferenciada pretende adaptarse mejor a las diferencias en el desarrollo del alumnado, reducir las distracciones que se producen cuando chicos y chicas conviven en estas edades, crear un ambiente más personalizado y fomentar el liderazgo y la participación en aquellas personas que, en un contexto mixto, podrían inhibirse de asumir determinadas responsabilidades. Varios estudios muestran también que este modelo sirve para prevenir los estereotipos de género, haciendo que los estudiantes se concentren más en su desarrollo académico y personal.
Presencia internacional del modelo diferenciador
Este tipo de educación, seguido mayoritariamente por escuelas de perfil religioso, como las del Opus Dei, aunque no exclusivamente, tiene una presencia internacional notable, independientemente de las convicciones religiosas, especialmente en el área anglosajona. En Estados Unidos existen muchas escuelas diferenciadas, y algunas de ellas son públicas. Desde 2006, la normativa permite que las escuelas públicas ofrezcan este tipo de educación si así lo deciden la comunidad local y los padres.
En Reino Unido, las escuelas diferenciadas son comunes, especialmente en el sector privado, que es de un mayor nivel de excelencia. Muchas escuelas de élite son diferenciadas, y también existen en instituciones públicas. En Australia y Nueva Zelanda, este modelo también está presente tanto en el sector privado como en el público. En América Latina, existe una incidencia importante de este modelo, especialmente en México y Argentina. En Chile, un número significativo de centros apuesta por este enfoque con el objetivo de mejorar sus resultados académicos.
Apoyo de la UNESCO y el Tribunal Constitucional
La UNESCO considera que la educación diferenciada por sexos, cuando se organiza de forma equitativa y sin prejuicios, como se hace en todo el mundo occidental, no es discriminatoria. Lo importante es que niños y niñas reciban educación de igual calidad. Este hecho es una evidencia de que ni el gobierno español ni la Generalitat han podido refutar con argumentos válidos, puesto que los resultados académicos son buenos. Lo que debe hacer la administración, en todo caso, es velar para que los resultados sean equivalentes entre chicos y chicas, garantizar la igualdad de oportunidades y asegurar que se cumplen los estándares de calidad.
Según las sentencias del Tribunal Constitucional, la escuela diferenciada se ajusta perfectamente al marco de la Constitución, que consagra el principio de no discriminación. Por tanto, no se puede considerar una segregación en sentido peyorativo, como algunos pretenden argumentar.
Un error estratégico
Es realmente desastroso que un país como Cataluña, que ha visto cómo su sistema educativo se ha deteriorado con el paso de los años, tenga esa fijación en un modelo escolar que aporta buenos resultados. Más allá de las preferencias personales, es importante recordar un principio fundamental: el derecho de los padres a decidir la educación de sus hijos, especialmente en el aspecto moral y religioso, pero también en cuanto a las condiciones en las que se lleva a cabo la enseñanza.
Hay padres que pueden pensar que esto es una tarea que realizará la escuela pública. Es un grave error, y pagarán sus consecuencias. Es absurdo pensar que, si la política va mal, los partidos no cumplen su misión, la administración no nos atiende bien y el fracaso escolar en Cataluña es extraordinario, a pesar de todo esto se les haga confianza para que sean ellos quienes eduquen a nuestros hijos en vez de ser nosotros, con nuestros criterios.