La nueva candidata a la presidencia, Kamala Harris, está introduciendo modificaciones muy sustanciales en la campaña demócrata. No se trata sólo de la diferencia de edad, de ser mujer o de no ser un candidato blanco, que ya son por sí solas componentes muy importantes, sino que comienzan a emerger las líneas de fuerza de la visión política de Harris, que es mucho menos centrista que la de Biden.
Este hecho se está haciendo patente desde el principio con una cuestión como es el aborto. Biden siempre lo ha apoyado, pero sin hacer bandera principal como persigue hacer Harris en conformidad con algunos de los estrategas del partido demócrata. Lo hace porque considera que tiene rentabilidad electoral, pero también porque cree firmemente.
La vicepresidenta, que ha tenido un papel pobre políticamente, lo que le pasará factura en la campaña, por ejemplo en el capítulo de la inmigración que era su responsabilidad, sí manifestó en contrapartida un notable activismo en el tema del aborto. En 2023 emprendió una gira en varios campus, denominada “gira universitaria de lucha por nuestras libertades”, en la que promovía el aborto junto a otras cuestiones de la agenda demócrata. A inicios de 2024 hizo otra gira, esta específicamente dedicada al aborto, denominada “Lucha por las libertades reproductivas”.
En esta gira, se convirtió en la primera vicepresidenta en ejercicio en visitar una clínica de abortos del centro de Planned Parenthood en Minneapolis, donde criticó duramente a los legisladores provida. También desarrolló esta crítica en una entrevista en la emisora ABC en el 2023 e instó a aprobar una legislación federal que impidiera a los estados cumplir las leyes provida, algo que no se ha llevado a cabo. Votó contra el proyecto de ley que habría requerido que los médicos otorgaran atención médica a un niño que naciera tras un intento fallido de aborto. Harris consideraba que si el aborto fallaba no debía haber asistencia para el recién nacido.
Una segunda característica que reflejará la campaña, ya lo hace, es que culturalmente está muy alejada de los parámetros clásicos de la sociedad americana. Por ejemplo, como senadora, Harris intentó impedir, a través de la presión en el senado, el nombramiento de tres candidatos judiciales porque pertenecían a los “Caballeros de Colón”, una potente asociación benéfica católica, bajo la línea de que sus planteamientos eran contrarios al derecho de elección de la mujer.
En su período como fiscal en California, fue la responsable de lanzar una acción policial contra el activista provida David Daleiden. Esta persona había grabado sin permiso y difundido conversaciones de funcionarios de la organización Planned Parenthood cuando discutían de los costes del tejido fetal y de las diferentes partes del cuerpo. La grabación era relevante porque está prohibido vender tejido fetal y del cuerpo de los fetos destruidos en el aborto. Harris acusó a Daleiden de 15 delitos graves y el caso todavía está en curso. Asimismo, como fiscal general, nunca inició la investigación sobre las acusaciones de utilizar como materia prima los restos de las criaturas abortadas por parte de Planned Parenthood, que al mismo tiempo fue un donante destacado en su campaña a la fiscalía.
También ha tenido intervenciones relevantes como fiscal estatal para forzar sin éxito a las empresas que rechazaban entregar anticonceptivos potencialmente abortivos a las pólizas de seguro médico por razones religiosas de estas empresas. Igualmente, es una activa defensora de la perspectiva de género y de la transexualidad, y ha criticado reiteradamente a los republicanos por este motivo. Todo este paquete tomará bastante relieve a lo largo de la campaña.
También su lejanía cultural se manifiesta con una posición mucho más fría con Israel y la alianza preferente con EE.UU. Como se ha visto con la actual visita de Netanyahu, Harris no quiso acudir al acto en el congreso para evitar la fotografía presidiendo la sesión como le corresponde a la vicepresidenta de EEUU. Verá al primer ministro israelí, pero será en el transcurso de una entrevista privada.
La estrategia de Harris situará el posicionamiento del partido demócrata más a la izquierda de Biden, con la esperanza de captar voto de jóvenes, mujeres y minorías raciales, compensando así la potencial ventaja que el candidato republicano le saca en estados decisivos.