En las elecciones en Francia, de momento, no hay margen para la sorpresa, si esta no se produce el próximo domingo con la segunda vuelta: los resultados de este domingo coinciden de una manera muy clara con lo previsto en las encuestas.
La Agrupación Nacional (AN) de Le Pen y sus aliados alcanzó entre el 33 y el 34,5% de los votos. Las encuestas le otorgaban como máximo un 35%. El Nuevo Frente Popular (NFP) alcanzó el 28%, que si el recuento lo confirma, sería una cifra ligeramente inferior a la que se preveía; nada importante, 1 o 1,5 puntos por debajo. El Ensemble de Macron obtendría entre un 20% y un 22% y Els Republicans y sus aliados, es decir, la derecha gaullista, al menos en la primera vuelta, habría salvado los muebles con un 10%. Todo esto con una participación histórica del 67%.
De todas formas, hay que subrayar, porque no es algo menor, que pese a la polarización y el dramatismo mediático, solo el 30% de los votantes han decidido no concurrir a las urnas, y este aspecto, poco tratado, tiene su importancia.
En cualquier caso, el resultado sacará fuerza a Agrupación porque significa que la movilización que se ha producido ha estado en todas direcciones, también entre los partidarios de la derecha de Le Pen, que no ha logrado ser frenada en las urnas.
A estas alturas, ya han sido elegidos porque han obtenido en su circunscripción más del 50% de los votos, 38 diputados del AN, entre ellos la propia Le Pen, 21 del NFP, sólo 2 de Macron, y 3 de Els Republicanos y aliados. La AN ha quedado primero con 297 de las 557 circunscripciones en las que se divide Francia. Cabe recordar que la mayoría absoluta está en 278. Como ya tiene 38 diputados elegidos, tendría suficiente con sumar 240 para alcanzarla, pero eso significa ganar al 85% de las circunscripciones en las que ha quedado en primer lugar. No parece fácil. Dependerá en buena parte de cómo se muevan ahora los electores y de las particularidades de cada circunscripción.
Son claves las 264 competiciones triangulares que han quedado para el próximo domingo, porque hay que recordar que acceden a la 2ª vuelta, no solo el primero y segundo clasificado, sino aquellas otras opciones que superan el 12,5% de los votos. Por esta razón, también existen 4 cuadrangulares. En función de los desistimientos, la victoria de la gente del AN será más o menos compleja.
Los modelos que dan resultados una vez completada la 2ª vuelta señalan horquillas muy amplias, y esto ya da una idea de la dificultad de acertar unas elecciones que, en realidad, son cientos de ellas simultáneamente ejercidas. El AN obtendría entre 230 y 280 escaños en este segundo supuesto, prácticamente junto a la mayoría absoluta. El NFP se situaría entre los 180 y los 220 escaños. Macron quedaría reducido a un abanico de entre 60 y 90 escaños y estaría al borde de su desintegración como fuerza política unitaria. Por último, Los Republicanos obtendrían entre 30 y 50 escaños, pese a que incluso podrían ser menos. En realidad, esta fuerza tradicional de la derecha francesa se juega mucho el próximo domingo porque puede quedar con una cantidad de diputados estratégicos, decisiva, o quizás prácticamente borrados.
De momento, sus dirigentes han decidido no recomendar el voto para ninguna otra opción que no sea la suya y eso abre la puerta a que una parte de su electorado que no se vea bien representado acabe cogiendo la papeleta de Le Pen.
Macron ha sido incongruentemente destructivo hasta el final. Cometió la irresponsabilidad de convocar elecciones al inicio de un nuevo mandato de la UE, cuando la Comisión todavía no se ha constituido y pocos días antes de la celebración de los JJOO en París. La razón que dio fue que había que escuchar a la opinión francesa y clarificar. Pues bien, ahora, una vez pronunciados los franceses, en lugar de asumir la clarificación, llama a votar a todos contra el Reagrupamiento Nacional. ¿Qué clase de escucha y clarificación es ésta? Significa que está diciendo a los suyos que es mejor votar por un candidato de Mélenchon o del partido comunista que por AN. No está nada claro que esta serie de posicionamientos salven su legado y la unidad de su grupo. En realidad, Macron se comporta como un hombre ofendido en su orgullo.
En este sentido, el macronismo formará parte del “panteón de las estrellas liberales” del siglo XXI que aparecen con un gran impulso mediático que les hace portadores de todas las virtudes y terminan como un pequeño agujero negro. Antes de que él han plegado velas otras figuras declaradas estelares muy rápido, es el caso de la primera ministra Jacinta Ardern en Nueva Zelanda, que de ser una política extraordinaria se fue a casa transcurridos solo 5 años. O aún más Sanna Marin, primera ministra finlandesa, que dimitió a los 4 años y después de haber perdido las elecciones. Algo más habrá durado el soplo de Trudeau en Canadá porque está claro que las encuestas ya señalan que no repetirá mandato.
Ahora lo más posible es que Francia entre en una fase muy complicada. Primero, porque la izquierda no parece predispuesta a aceptar el resultado democrático y llama a la manifestación callejera. No es un buen precedente, de hecho no es un buen precedente en ninguna parte, rechazar a una fuerza política que representa el 35% del electorado en lugar de intentar integrarla en las responsabilidades del bien común.
El problema económico de Le Pen tampoco tranquiliza porque quiere reducir el IVA y volver a la edad de jubilación de 60 años y pagar este importante gasto a base de reducir su aportación a los fondos europeos, lo que puede generar una crisis en la UE de grandes proporciones.
En todo caso, y de momento, porque falta la confirmación del próximo domingo, el resultado ha demostrado que hay mucha gente harta de los poderes establecidos y ha buscado lo más alternativo posible, que está a la derecha y no a la izquierda. Luego, porque el trinomio mejora del poder adquisitivo, de la seguridad y del control de la inmigración se ha demostrado imbatible.