La Europa que conocemos, la Unión Europea, es la renacida a partir de 1945. ¡Qué obra tan extraordinaria, después de la gran y cruenta destrucción ocasionada por la II Guerra de los Treinta años 1914-1945! Pero, todo esto, ahora toca a su fin porque sus cimientos se están desmenuzando. Hay que evitarlo.
El 9 de junio estamos llamados a votar en las elecciones por el Parlamento Europeo. Es necesario participar. La Unión Europea es demasiado importante para nuestras vidas como para pensar que abstenerse resuelve nada.
Con razón podemos mantener desconfianza sobre la utilidad de nuestro voto, pero si hacemos el esfuerzo de verlo como un grano de arena junto a otros muchos millones, podremos percibir que, unidos a todos ellos podemos construir una montaña de posibilidades y esperanzas.
Ante este hecho, queremos realizar nuestra aportación cívica a la reflexión de los ciudadanos:
- Lo primero que hay que decir es que en las elecciones europeas hay que votar bajo este signo y entender cuáles de los diferentes grupos y cuál de los principales liderazgos que configuran el Parlamento, queremos dirigir nuestro voto: Grupo de la Izquierda-GUE/NGL (Manon Aubry-Francia Insumisa. Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (Pedro Sánchez, Iratxe García Pérez España Presidenta del Grupo); Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea; Renew Europa (Liberales. Emmanuel Macrón); Partido Popular Europeo (Demócrata Cristianos y conservadores, Úrsula Von der Leyen, Manfred Weber President); Conservadores y Reformistas Europeos (Derecha alternativa, conservadores y partidos de inspiración cristiana. Giorgia Meloni); Identidad y Democracia (Derecha alternativa identitaria. Marine Le Pen).
- Entendemos que la cultura política en Europa, más intensamente aún en España y Cataluña, está dominada por las ideas que se autocalifican como progresistas y pretenden la supremacía moral sobre todas las demás opciones. Se consideran que deben decidirlo todo, pero nunca son culpables de nada, porque las culpas son siempre de los demás. Estas actitudes duelen a la democracia, polarizan la vida política y hacen imposible el debate racional. Pensamos que políticamente será positivo que el voto imprima una nueva dirección alternativa a ese dominio.
- Rechazamos las líneas rojas entre partidos. Más aún cuando sólo juegan en una dirección, hacia la derecha. Es una especie de coacción política para impedir que se formen alianzas alternativas a la progresía. Necesitamos gobernaciones de amplia representatividad, unidas por el cumplimiento de programas concretos y conocidos por la ciudadanía. No necesitamos juegos de poder de nombres y siglas.
- Queremos una política más eficaz e inmediata por la paz en Ucrania y Rusia; Israel y Gaza, Sudán y otros lugares de África
- Reclamamos una Europa menos burocrática y más atenta a las necesidades reales de sus ciudadanos, sobre todo de los más necesitados, y una transición energética justa que no cargue todo el peso sobre el sector agrario y la población con menos recursos.
- Rechazamos que las instituciones europeas estén tan entregadas a las doctrinas de género y al mismo tiempo ignoren sistemáticamente las voces que señalan que la familia, especialmente con hijos, deben ser centro y horizonte de todas las políticas, incluidas las necesarias para dotar de futuro a los jóvenes.
- Queremos otra Europa, fundamentada en nuestras fuentes culturales y la tradición política de los padres fundadores y, como ellos, idealista y pragmática a la vez. Económicamente brillante y socialmente justa, basada en la concordia interna y externa. Una Europa reconocida en la ley natural, en la existencia de una verdad última, universal e inmutable a partir de la cual se establezca un orden de razón objetiva que hace posible juzgar la forma humana de obrar. Sin ella, nada, ninguna premisa sobre la que podamos construir ningún tipo de razonamiento, ningún juicio válido, que permita orientar la vida basada en el bien, en lo que es justo, en la belleza y con capacidad para discernir lo que es superfluo de lo necesario.