Los sueños históricos de Cataluña los encarnaban el sentido de civilidad, el novecentismo, la idea de ser la Suiza mediterránea, una visión armoniosa y equilibrada de la vida, sin estridencias. Con un fuerte espíritu conservador para lo que nos parecía bueno y al mismo tiempo voluntad de transformar lo que no nos funcionaba.
En esta cultura que tiene otra parte indiscutible de tópica, el papel del hogar, de la familia, de la estirpe, que transmitía todos estos valores y formas de ser eran esenciales, por lo que impregnó la concepción empresarial y económica del país en el pasado.
Sin embargo, todo esto ha quedado muy borrado, y hoy lo que prima es ser más “avanzados, rupturistas” que nadie. Somos los primeros en divorcios, en abortos, los últimos en matrimonios y ahora somos líderes en un nuevo problema que está causando estragos en nuestros jóvenes y que no es otro que incentivar desde el poder la transexualidad en adolescentes y jóvenes.
Mientras que Reino Unido está de vuelta y ha vetado los bloqueadores de pubertad en menores y restringe las intervenciones quirúrgicas, mientras que en Suecia aquellos bloqueadores se niegan a los menores de 18 años, Catalunya avanza a paso decidido en el sentido opuesto, que es el que marca la progresía gobernante. Estos bloqueadores, conocidos médicamente como análogos GnRH, son muy peligrosos cuando su intervención se extiende en el tiempo y la persona se encuentra en una fase muy inmadura, que es precisamente cuando más se aplican. Sus contraindicaciones son grandes y peligrosas: cataratas, infertilidad, arritmias, quedar corto de talla, pérdida de densidad ósea debido a la carencia de calcio, son algunos de los principales inconvenientes.
A pesar de este hecho, en Cataluña, como siempre por adelantado, existe un servicio especializado del Servicio Catalán de Salud, Trànsit, que receta con mucha facilidad estos bloqueadores. Es difícil que una persona acuda a la consulta, insista a pesar de ser menor, y que salga de ella sin recibir al bloqueador.
Un informe elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona señala que el 78,6% de los menores atendidos por Trànsit pasaban a recibir bloqueadores de pubertad y el 87% comenzaban a recibir tratamiento a partir de la primera visita. Lo que confirma la idea de que si hay una solicitud del propio interesado difícilmente se le niega. Y es que Trànsit no sólo recibe a pacientes de la red de atención primaria, como es lógico, sino que además atiende directamente a chicos y chicas que acuden de forma espontánea sin ser derivados por ningún médico de cabecera, y eso es muy grave. Si tienes más de 16 años y lo pides prácticamente puedes estar seguro de que vas a recibir el tratamiento, y si son menores y los padres o responsables legales no lo comparten, también encontrarán una clara solución en este sentido.
En los mayores de 16 años también se practican cirugías en los genitales, sobre todo cuando se trata de genitales masculinos para transformarlos en femeninos. En el caso inverso es mucho más improbable que sea atendido por el gran riesgo que conllevan. La lista de espera se ha multiplicado en los últimos años y ha crecido extraordinariamente sobre todo en Valencia y Catalunya, que encabezan el ranking de demandas transexuales en España. Este hecho se atribuye a la campaña ideológica que comienza en la escuela y tiende a atribuir cualquier disfunción que el adolescente tiene en esta fase de su vida a una causa de disforia de género.
Todo ello señala un hecho muy grave que requiere ser enmendado. El riesgo no radica sólo en los bloqueadores, sino que se extiende a los adolescentes mayores de 16 años y a los jóvenes que se someten a intervenciones quirúrgicas de vaginoplastia. Los estudios, en concreto el llevado a cabo por The Journal Urology, el diario oficial de la asociación de urólogos de EE.UU., establece que el riesgo de suicidio con las vaginoplastias se duplicaba después de haberla realizado, en relación con los casos que se daban antes de la intervención, es decir, entre personas que creían que habitaban en un cuerpo de un sexo distinto del que tenían pensado, un intento de suicidio de 1,5% a un 3,3%, que es una cifra extraordinariamente alta. También en el caso de EEUU, se observa que los casos de intentos de suicidio son 3 veces más elevados entre las personas que están sometidas a una vaginoplastia, a pesar del riesgo que incorpora, que aquellas que sufren faloplastia.
Los daños irreversibles que se están ocasionando son un exponente de la irresponsabilidad política y social que preside en las instituciones. Están, aunque las elecciones anticipadas han hecho decaer el proyecto de ley trans catalana, que establecía que era suficiente con que una persona lo manifestara libremente para ser atendida sin necesidad de disponer de informes médicos o psicológicos a pesar de que fuera un menor .