A estas alturas, en la dirección de JxCat ya hay conciencia de que se han equivocado, anteponiendo la amnistía a la consulta, que no referéndum, y al pacto fiscal.
La razón es evidente, la amnistía, que está ligada tendrá una aplicación lenta y procelosa y ayudará poco a movilizar las desmotivadas filas de esta organización.
La consulta, que no referéndum, presentaba una serie de ventajas políticas, no exigía ningún cambio constitucional porque no era vinculante. Podía ofrecer un motivo de movilización y una victoria en las filas independentistas porque, al no ser su resultado decisivo, parte del voto favorable a mantenerse dentro de España no acudiría a las urnas, algo que sí ocurriría en un referéndum con la previsible derrota independentista. Habrían situado además un precedente político de gran importancia.
Asimismo, el pacto fiscal aportaría ventajas concretas y permitiría exhibir resultados y poder político.
Poco de esto aportará la amnistía. Y así los dos partidos independentistas se encuentran en una situación de incertidumbre electoral por sus malas expectativas. Porque ERC ha visto cómo sus dos apuestas, el acuerdo permanente con la izquierda española y la comisión de una buena gestión de gobierno, han fracasado estrepitosamente. El problema del agua, los resultados en enseñanza y estar también a la cola en la producción de energía sostenible, son el último golpe demoledor sobre el ya desgastado gobierno Aragonés. De hecho, hace 3 años que el presidente de la Generalitat y su entorno repite inútilmente su discurso: referéndum y financiación específica para Cataluña. El resultado es cero. Sus amenazas no dan miedo a nadie, pero da igual, continúan a piñón fijo. Hace pocos días Raquel Sans, portavoz de ERC, ligaba la estabilidad del gobierno Sánchez a la negociación del referendo. Ni caso.
Diferente es la carta de Junts si la quiere jugar. De hecho, sabe que la solución más estable y definitiva pasa necesariamente también por un entendimiento con el PP que, en estos momentos, es imposible, pero que una caída de Sánchez haría mucho para abrir camino. A diferencia de ERC, teóricamente no tiene ningún vínculo con una gobernanza de izquierdas española, más bien el sector convergente de JxCat es refractario. Ahora tiene una opción rotunda de demostrar su fuerza y la ha anunciado Míriam Nogueras, la portavoz en el congreso de los diputados: votarán en contra de los tres decretos ley que presenta Sánchez porque invaden competencias de la Generalitat y en uno de los casos puede llegar a paralizar la aplicación de la amnistía. En la conversación de urgencia entre el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, y Turull no llegaron a ninguna solución.
El PP ya ha anunciado que piensa votar en contra de los decretos leyes, entre otras razones porque está cansado del uso de esta fórmula abusiva de legislar. Por tanto, si Junts se planta, la plantofada a Sánchez pocas semanas después de haber formado su gobierno, sería monumental y evidentemente reforzaría el potencial y la credibilidad del independentismo de JxCat.
Pero, llegado el momento, dentro de pocos días, ¿actuarán en este sentido o, como hace ERC, se plegarán a los intereses del gobierno español? Si hace esto segundo, la sangría electoral del independentismo obviamente continuará. Cabe añadir que el voto en contra de la gente de Puigdemont no pone en riesgo la tramitación de la amnistía, porque el PSOE está demasiado envuelto en ese camino y además éste sí que sería un límite que ERC no estaría en condiciones de asumir y , por tanto, Sánchez, que también necesita sus votos, no tiene otro recurso que cumplir con sus acuerdos, a pesar de que Junts le tumbara los 3 decretos ley.
Todo esto sucederá pocos meses antes de unas decisivas elecciones europeas a principios de junio que entre otras muchas cosas, indicarán cómo están los ánimos electorales en Cataluña y, por tanto, más allá de la cita concreta poseerán irradiación sobre la próxima contienda catalana si es que ERC aguanta hasta la cita europea porque el desgaste que sufre es grande. Está claro que ni Illa ni los comunes, que tienen un interés relativo en el resultado del buen gobierno, dejarán caer a Aragonés que al fin les resulta un aliado cómodo y necesario en Madrid.