Las declaraciones de Sánchez en TVE han hecho estallar simultáneamente la crisis que ya sufría con Israel, más una nueva que ha abierto con Italia. Más en tan poco tiempo, imposible.
En estas declaraciones Sánchez reiteró su punto de vista ya conocido y que ya había provocado el inicio de la crisis cuando su viaje a Israel, Palestina y Egipto, junto al ministro Alexander De Croo, calificó la acción de Israel de «matanza indiscriminada de civiles inocentes«. Y dejó abierta la puerta al reconocimiento de Palestina como estado incluso sin consenso con la UE, aunque el viaje de los dos primeros ministros estaba en función de su actual y futuro cargo de presidentes de turno de la UE.
Ahora en TVE ha profundizado estos conceptos declarando que «tengo serias dudas de que estén cumpliendo con el derecho humanitario internacional«. Si la primera reacción del gobierno israelí fue llamar al embajador español para transmitirle una dura reprimenda, ahora el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, Eli Cohen, ha llamado a consultas a Jerusalén con su embajadora en España Rodica Radian-Gordon. Es el segundo episodio de retirada de embajadores que se produce en el gobierno Sánchez. El anterior fue el de Argelia, que después de casi dos años de ausencia ya ha vuelto.
Pero, por si fuera poco, en estas mismas declaraciones explicó que una ola reaccionaria estaba recorriendo Europa, impulsada por su derecha y los populismos. Y puso como uno de los ejemplos al gobierno italiano y Meloni, a los que equiparó a Javier Milei, ganador de las elecciones en Argentina.
Estas declaraciones en relación al gobierno de un país con el que necesariamente necesitamos mantener buenas relaciones han provocado la inmediata respuesta a través de X (antes Twitter) del vicepresidente del Consejo de ministros de Italia, Antoni Tajani, miembro destacado del Partido Popular Europeo (PPE), quien ha respondido que en España gobierna la extrema izquierda, mientras que en Italia la han derrotado: “Nosotros respetamos el estado de derecho. ¿Ocurre lo mismo en Madrid? En Italia gobierna el PPE, en España los secesionistas”.
Con los planteamientos hechos en TVE, a lo que se añade la crisis con Israel, el actual presidente, lo que hace es atizar la división interna dentro de la Unión Europea como si ya no hubiera suficientes dificultades. Con su discurso, Sánchez parece como si quisiera exportar su concepción estratégica del “muro” que le permite gobernar en España. Sus planteamientos son totalmente contradictorios con la forma de proceder de la UE, que siempre ha buscado, hasta veces llegar a la esterilidad, el consenso. Sánchez choca frontalmente contra esta forma de proceder. Ya lo ha hecho antes en España, liquidando todos los consensos de la tradición, sustituyéndolos por el “muro” y ahora parece que quiera exportar el procedimiento a Europa. Claro que también puede que lo que esté haciendo es alimentar la confrontación interna, sacrificando por ese motivo elementos de política exterior porque considera que polarizando al máximo es la mejor forma de afianzar su heterogénea mayoría en el Congreso.
El problema de todo ello es que el posicionamiento internacional de España empieza a sufrir fatiga de materiales por estas continuas tensiones que también afectan negativamente a los equilibrios dentro de la UE que, desde su fundación, se ha basado sobre los grandes acuerdos entre la socialdemocracia y, antes, la democracia cristiana, hoy PPE.
Lo que sí está claro es que el posible buen cartel de Sánchez a nivel internacional ha desaparecido. A estas alturas nadie le ve como una persona que pueda suscitar los suficientes acuerdos transversales para ocupar cargos de relevancia en el ámbito europeo e internacional.