Existe una extraordinaria abundancia de índices que miden, a través de multiplicidad de datos agregados, la situación económica, política, ambiental y otros muchos aspectos. En nuestro caso hemos escogido 10 índices que hacen posible una radiografía suficientemente completa, tomando como punto de referencia el peso económico que tiene España en el mundo.
Por su PIB España es la 15ª potencia mundial entre 196 países. A partir de aquí podemos ver el lugar que ocupa en relación a cada una de las dimensiones observadas:
- PIB per cápita. Nos daría una idea al por mayor del nivel económico del país. En este caso el lugar del estado español es el 36. Por tanto, hay una gran diferencia entre el peso en bruto y el que realmente producimos cada uno de nosotros.
- El índice de calidad institucional. Mide el estado y buen funcionamiento de las instituciones. El puesto español es el 32º sobre 190 países.
- Índice de competitividad. Puesto 36º sobre 64 países.
- Índice de desarrollo humano (IDH) de Naciones Unidas. Mide sobre todo la esperanza de vida, el nivel de educación y el PIB per cápita. España está en el puesto 25 sobre 189 estados, sobre todo gracias a su esperanza de vida.
- Índice de percepción de la corrupción. Puesto 32º sobre 180.
- Índice sobre libertad económica. Posición 58 también sobre 180 estados. Es con diferencia el indicador en el que España queda peor ubicada.
- Índice de desempeño ambiental (IDEA). Mide aspectos como la calidad del aire, la biodiversidad y la gestión de los recursos. Puesto 15º sobre 180 países. Y es la segunda mejor calificación de todo el ranking, lo que no deja de ser curioso porque nuestra percepción sobre el estado medioambiental del país es otra.
- Índice global de innovación (IGI). Aplica 80 indicadores para medir el concepto que señala su nombre. España ocupa el puesto 29 entre 131 países.
- Índice global de envejecimiento (IGE). En este caso mide el bienestar social y económico de las personas mayores, aportando el mejor resultado de todos los indicadores porque España se sitúa en el puesto 10º entre 96 países.
- Índice global de bienestar animal (IGBA). Y España en este caso ocupa el puesto 16 junto con otros 3 países, que es una buena calificación.
Cabe observar que los datos que se utilizan para este conjunto de indicadores van atrasados en relación con el año actual. Son mayoritariamente de 2019, de 2020 y algunas quizás anteriores. Por tanto, no tenemos una radiografía de la España actual, pero sí de la situación precedente.
De todo esto, ¿qué podemos decir? Pues si consideramos los puestos en relación con el peso económico, el 15º, y el del PIB per cápita, 36º, podemos concluir que todas aquellas posiciones que se sitúan en el puesto 16º o más arriba definen, en términos comparativos, un buen estado de la cuestión en España. Y bajo este criterio deberíamos situar el estado de las personas mayores, la caracterización medioambiental y el bienestar animal.
¿Qué indicadores definirían la peor situación comparativa? Pues claramente el PIB per cápita, 36, y esta referencia emite señales que indican nuestro problema estructural de baja competitividad. Aún quedaría peor el índice de libertad económica y posiblemente aquí podríamos encontrar relaciones más o menos directas entre nuestra baja capacidad de producir y los obstáculos burocráticos y el mal funcionamiento de la administración. Y, manteniendo coherencia con las referencias anteriores, la competitividad en la que también ocupamos el puesto 36, si bien aquí el número de países examinados, más corto, ya hemos dicho que sólo eran 64, y por tanto no es estrictamente comparable.
Ligado con todo este contexto, estaría el índice de calidad institucional en el que tampoco quedaríamos del todo bien parados.
En consecuencia, la radiografía que nos da este análisis del índice es que nuestra capacidad de producir por habitante, la facilidad de llevar a cabo iniciativas y actividades económicas, el conjunto de factores que determinan la competitividad y la calidad institucional serían nuestros puntos flacos.
Aún habría que añadir otro factor, que se sitúa en el trasfondo de todo ello, como es el índice de percepción de la corrupción que también ocupa el puesto 32º.
Todo ello hace un diagnóstico que coincide en líneas generales, no sólo con las instituciones que puedan tenerse, sino con otras verificaciones empíricas muy específicas, como es el caso de la productividad. El país está lejos de hacer real su potencial sobre todo a causa de factores de carácter institucional y funcionamiento. Y esto afecta sobre todo a todo lo que tiene que ver con el sector público, enseñanza incluida.
Todo esto nos dice algo que las encuestas, por ejemplo el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO), ya señalan. El primer problema que sufrimos de acuerdo con la opinión de los ciudadanos es la política, la forma de hacer política.