En el programa El pentágono de 8TV, Xavier Trias formuló con mucha claridad una serie de acusaciones que en algunos casos son realmente explosivas y nuevas.
Por un lado, se refirió, como ya ha venido haciendo en otras entrevistas, a la existencia de un pacto de estado por parte del PP y el PSOE para evitar que accediera a la alcaldía. Criticó a Collboni por su poca seriedad y a los demás partidos por esconder hasta el último momento el acuerdo al que habían llegado. Hasta aquí nada casi nuevo.
La novedad llega cuando explicó que unos empresarios representantes de un sector, que se mueven en el ámbito de lo que podríamos decir los círculos empresariales de nuestro país, fueron a verle para pedirle que aceptara partir su mandato con Collboni, de modo que cada uno gobernase 2 años. Trias se negó alegando que no había ningún motivo para llegar a este acuerdo, porque él había ganado y que, además, Collboni al inicio de la campaña ya había dicho que debía ser alcalde quien ganara las elecciones.
Trias no se contentó con dar esa información inédita, sino que insistió en que un sector del empresariado catalán deseaba a toda costa que el PSC y Collboni obtuvieran la alcaldía. Puede parecer sorprendente en otras coordenadas una afirmación de este tipo, pero en el caso de Catalunya no lo es, porque hace muchos años que parte de los dirigentes y empresarios que tienen una actividad social relevante, tienen unas claras simpatías por el partido socialista.
Trias también recordó que algo parecido ya había ocurrido con Valls, pero en ese caso el sector empresarial no solo estaba afincado en Catalunya, sino también en Madrid, y que querían a toda costa impedir que ERC lograra la alcaldía. Trias podía pensarse que él no es ERC, más cuando hizo la campaña personalizada y buscando que bajo su paraguas no hubiera sólo la opción de JxCat, sino también la del PDeCAT y en definitiva buscando reagrupar todo lo que había sido la antigua Convergencia. Pero tal y como reconoció esa ‘pretensión no había sido suficiente y la etiqueta de independentista igualmente había jugado en contra.
Trias lamentaba este hecho porque más allá del Ayuntamiento consideraba que debían restablecerse puentes de diálogo con los partidos a escala española y, especialmente, con el que queda más desmarcado, el PP. Claro que en este caso, y eso ya no lo dice Trias, jugaba la variable de que la alcaldía era para Collboni y evidentemente su nombre resultaba más atractivo para una parte del mundo económico que el de Colau cuando confrontaba con ERC
En cualquier caso, el resultado de todo ello no deja de ser un gran engaño, y no por el hecho de que haya salido Collboni porque ha tenido más votos, algo absolutamente legitimo, sino por otras dos razones. La primera porque en el proceso, y a diferencia de otros municipios donde ocurrió algo parecido, algunos de los protagonistas han alcanzado compromisos que después no han respetado. El de Collboni, afirmando que debía gobernar la primera fuerza, el de Colau y los comunes que nunca apoyarían a Collboni si recibía el apoyo del PP, y el propio PP que había puesto como límite que los comunes salieran del gobierno, a pesar de saber claramente que ésta no sería la realidad.
El resultado es que de la gestión desaparece Colau y desaparecerá Trias, pero los comunes siguen y lo harán más en un futuro. De entrada todos sus cargos han sido revalidados, siguen en el mismo sitio y lo único que de momento no habrá serán concejales responsables de áreas y distritos. Pero el grueso de directivos, responsables y cuadros intermedios, todos ellos personal de confianza, permanecerá intocado en el gobierno de Collboni, por voluntad del propio alcalde. Porque, en definitiva, ésta ha sido la condición última para que le apoyaran: mantener todos los puestos de trabajo que tienen en el Ayuntamiento.
Pasadas las elecciones lo más probable es que esta situación acabe de forma política con un pacto de gobierno y los concejales de Colau se incorporen de nuevo con responsabilidades municipales. Todo ello hace que unas elecciones en las que la gran mayoría de los barceloneses querían fuera a Colau y las políticas que había llevado a cabo, tendrán que ver cómo éstas permanecen presentes, porque la fuerza política que las ha hecho posible, los comunes, continuarán todos en el su sitio y la única diferencia será que ahora donde estaba Colau estará la persona de Collboni. Sin duda alguna se prepara una vida municipal muy complicada.
El corolario de todo es que se entiende perfectamente porque la desafección política y la desconfianza con los partidos crece de forma imparable.