El envío propagandístico electoral de Ada Colau es muy significativo por cuánto se concibe y también por lo que quiere vender al elector. Una gran fotografía suya en el sobre –un recurso que Trias también utiliza-, como clara expresión de que ellos son más importantes que la etiqueta de partido. También abundancia de imágenes de verde. Colau asocia su opción a jardines, parques, árboles, calles floridas. La Arcadia trasladada a Barcelona, aunque la realidad que perciben la mayoría de los ciudadanos es muy distinta. En el texto del escrito que dirige a los votantes, no demasiado extenso, como se pide en toda oferta electoral, presenta una realidad insostenible. Constatémoslo :
«El ritmo de transformación ha sido muy alto» dice Colau. En las calles, en las escuelas, en la construcción de vivienda pública. La realidad es muy diferente. La única transformación de una cierta envergadura que puede exhibir es la de la calle Consell de Cent en una vía peatonal. Fuera de ahí, ni la situación de las calles de la ciudad ni la disponibilidad de vivienda ni la mejora de las escuelas pasarán a la historia de las buenas realizaciones en Barcelona.
Afirma la evidencia de que la contaminación afecta a la salud y añade que no podemos seguir por este camino. La realidad es que después de 8 años la contaminación de Barcelona en micropartículas y CO₂ ha mejorado muy poco, menos de lo que se ha reducido el tráfico en la ciudad. Y esto señala un problema de fondo de mala gestión.
Afirma que hay que ganar espacio peatonal, cuando ha conseguido todo lo contrario, que las aceras, el lugar de los peatones por excelencia, sean un carril más por el que circulan bicicletas y patinetes generando un clamor de protestas fruto del temor de la gente. También habla de que se ha ganado en transporte público, algo que no es cierto. La última gran transformación fue realizada por Trias. Colau la completó en los primeros años y a partir de entonces nada. Y el famoso verde al que también alude está marcado por el pésimo estado de los parques de la ciudad. Es imposible encontrar uno en buenas condiciones y ahora ya es una asignatura pendiente de este consistorio.
Afirma que está construyendo una Barcelona para los barrios, pero la realidad es que ha concentrado la mayor inversión en el Eixample con las obras de Consell de Cent y el tranvía por la Diagonal. Ésta es la parte más sustancial de la tarta. También se cuelga la medalla de haber apoyado al comercio de toda la vida, pero es evidente que Barcelona vive una crisis precisamente en este sector. Basta con ver el número creciente de locales vacíos a pie de calle y la dificultad para encontrar inquilinos o compradores. Con la actual dinámica, el comercio de barrio en Barcelona está tocado de muerte.
Presume que tiene el nivel de paro más bajo de los últimos 15 años. Pero se olvida de añadir que este paro se concentra básicamente en el sector de la hostelería y el turismo de baja productividad y bajos salarios, y aún se olvida más de decir que lo que predomina cada vez más en Barcelona es el envejecimiento, hasta llegar al extremo de que los ingresos por jubilaciones y otras prestaciones del estado ya superan, por poco, pero superan, los ingresos procedentes de los beneficios empresariales, lo que no es evidentemente un buen indicativo de la dinámica económica de Barcelona.
Subraya que actúa desde una óptica pública, como si ésta no fuera la obligación del Ayuntamiento, pero con grandes contradicciones como la inversión pública para realizar un tranvía que explotará una empresa privada, o como el crecimiento desmedido de las terrazas, que constituyen una apropiación de la plusvalía que genera el espacio público. O el fracaso, ya no habla de ello, de la empresa que debía producir energía a buen precio.
Colau afirma en su escrito que debe hacer frente a las resistencias de quienes no quieren que nada cambie. Está muy equivocada. Queremos cambiarlo todo. Queremos que se marche del gobierno de la ciudad.