Lo podíamos intuir, pero no osábamos decirlo. Ahora es una evidencia. Los medios de comunicación de este país, impulsados por los gobiernos, crean una burbuja informativa que defiende las tesis de la ideología de género, explotando la amenaza del machismo.
Se trata de difundir una y otra vez que las mujeres viven bajo un estado de violencia y explotación por parte de los hombres.
Ahora una investigación publicada en Substack, en la que se han analizado 98 millones de artículos (de noticias y opinión) de 124 medios de comunicación pertenecientes a 36 países, utilizando un conjunto de palabras clave como sexismo, sexista, machismo, machista, misoginia, misógino. El resultado es abrumador en el caso de España.
Mientras que los máximos de los países se mueven en torno a una frecuencia de 2 como media relativa en la que aparece el concepto en los medios de comunicación, en sus valores más altos que corresponden a Francia y Reino Unido, en España se sitúa en primera posición con una frecuencia de 5,5, más que doblando la magnitud de los países situados en máximos. En realidad todos los países examinados, excepto Brasil y Australia, que se ubican en torno a 2, tienen situaciones muy inferiores.
Entre 2000 y 2021, es decir en lo que va de siglo, este tipo de referencia han crecido un 531% en España. También es con diferencia el país que experimenta un mayor incremento. Francia, por su parte, sólo lo hace con un 236%, Reino Unido con 202%, Italia con 151%, Suecia 168% y Alemania 291%. Este aumento sitúa a España en un primer lugar destacadísimo a partir del año 2005 porque con anterioridad se situaba en la frecuencia de los demás países.
De esta forma podemos observar dos hechos. Primero, que hay un crecimiento de estas referencias a lo largo de este siglo y, segundo, que este aumento es insólitamente elevado en el caso de España. Esto hace que en el análisis de los medios de comunicación los puestos de cabecera estén ocupados por medios españoles.
El primer puesto a escala mundial con más referencia es La Sexta, seguida de Telecinco, pero a mucha distancia, A3, El País, El Mundo, TVE, y a partir de ahí aparecen los primeros medios internacionales: Libération, de Francia, y The Independiente, del Reino Unido, dos diarios que se sitúan en el ámbito del progresismo, seguidos de inmediato de La Vanguardia que ocupa el puesto 11º. Por tanto, en este grupo de cabecera 9 son medios españoles. The New York Times, por ejemplo, queda muy por detrás de La Vanguardia y aún más desplazados, a la cola, la BBC y Le Monde. Cabe apuntar que TV3 no figura en estas mediciones, ya que de participar se situaría entre los lugares más destacados.
La mayor paradoja es que, de acuerdo con todo tipo de estadísticas internacionales, tanto de Naciones Unidas, como de la OMS, OCDE u Our World in Data, España es uno de los países que registra más baja violencia física o sexual contra las mujeres, a pesar de que en estos últimos años, ésta tienda a crecer. Lo que no deja de ser otra paradoja.
La cifra se eleva precisamente cuando la política, los medios de comunicación y las leyes, abordan de forma desmedida, comparado con el entorno europeo y mundial, el tema de la violencia de todo tipo contra la mujer. También es España, según Naciones Unidas, uno de los países del mundo con menor desigualdad de género.
Por tanto, las preguntas son obvias. ¿Por qué se produce este alud de información que se fundamenta en amplificar, reiterar determinantes contenidos, silenciar otros, transmitir por medio de eventos y actos, determinados estereotipos? España es el único país del mundo que cuando se produce un feminicidio las autoridades llaman a manifestarse o concentrarse en señal de protesta y los medios de comunicación le dan siempre un amplio eco.
Se ha implantado una narrativa ideológica que parte siempre del mismo relato. Existe una acción sistémica de maltrato de todos los hombres por el hecho de ser hombres, hacia todas las mujeres por el hecho de ser mujeres. En este relato sólo se utilizan cifras referidas a España y se ignora sistemáticamente toda comparación en nuestro contexto europeo e internacional, puesto que de hacerlo pondría en evidencia las bondades relativas de esta sociedad en este aspecto concreto.
También se acentúa todo lo que se puede bautizar como discriminatorio. Por ejemplo, cuando hay muchas menos mujeres ingenieras que hombres, esto se presenta como una discriminación, pero el hecho de que haya muchas más mujeres en las carreras judiciales y de medicina que hombres no es motivo de necesidad de reequilibrio. En estos momentos, la policía catalana como directriz política, tiene la de conseguir que el 40% de las nuevas plazas estén asignadas a mujeres. Para ello se modificarán las exigencias de admisión propias de los hombres a la baja. Se estará generando una policía menos dotada sobre todo en los aspectos físicos para buscar la paridad bajo un único criterio: que en la sociedad hay tantos hombres como mujeres. No deja de ser un absurdo porque prescinde de la finalidad por la que está constituida la policía. Y se supedita a esa deriva ideológica que no tiene equivalente en el mundo.
Toda esta historia comienza a partir del gobierno de Rodríguez Zapatero, pero a partir de él se ha mantenido, con una relativa caída en el período del PP, sin que esto le hiciera perder la primera posición mundial en España en cuanto a referencias en los medios, y ha vuelto a recuperarse en la época actual.
La conclusión es triste: a la población de este país le comen sistemáticamente el coco y este hecho, sea cual sea su naturaleza, es una amenaza grave para la democracia.