La crisis sanitaria que vive China a raíz de la explosión de casos de la variante Ómicron durante el período invernal, combinada con la decisión de Pekín de poner punto y final a su política de cero Covid, ha puesto al mundo entero en alerta.
La situación que vive el gigante asiático ha supuesto el retorno de un cierto nerviosismo que tiene un sabor muy intenso de déjà vu. Concretamente respecto a aquellas semanas de febrero de 2020 previas a la explosión de casos en Europa y Estados Unidos.
La experiencia traumática que se sufrió a continuación, hace ya tres años, llevó a los gobiernos europeos y a las instituciones de la UE a asegurar y prometer que el Viejo Continente se prepararía mejor para hacer frente a nuevas emergencias sanitarias. Entre otras medidas, se instituyó la Unión de Salud Europea.
¿Cómo reacciona Europa a la ola de covid en China?
Confrontada a la primera prueba que supone la actual situación china, Europa ha reaccionado hasta ahora con dispersión.
Italia fue el primer país europeo que anunció introducir controles en sus fronteras para todos los pasajeros provenientes de China. Le siguieron España y acto seguido, Francia. Hay que añadir que cada uno de estos países ha introducido medidas diferentes, como mascarilla obligatoria en los aviones, test negativos antes de embarcar o test obligatorios en el momento de su llegada. Otros, como Suecia, se han sumado a ellos.
No parece extraño que fuera precisamente Italia el primer país europeo en introducir medidas para protegerse de nuevos casos de coronavirus provenientes de China: su experiencia en los primeros meses de 2020 fue especialmente traumática.
Otra de las razones presentadas por los gobiernos europeos que han decidido imponer restricciones es la de analizar la presencia potencial de nuevas variantes.
Un motivo que no goza de plena aceptación entre la comunidad científica, ya que China, debido a las numerosas restricciones implementadas desde 2020, se encuentra en situación de retraso en cuanto a la aparición de nuevas variantes.
Los científicos consultados por el diario Politico.eu también se mostraron escépticos ante la decisión de los países europeos de introducir restricciones de viaje con China, apuntando a que la experiencia reciente ha demostrado que no constituyen medidas eficaces para prevenir la propagación de una epidemia.
Pero una tercera razón es la desconfianza que reina en Europa hacia la información proveniente de las autoridades chinas. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo general muy cuidadosa en no señalar a dichos países responsables, ha pedido recientemente a China que publique información más detallada del estado de la epidemia de coronavirus.
Sin embargo, no todos los gobiernos europeos perciben igual la potencial amenaza sanitaria proveniente de China. Austria por ejemplo se ha resistido hasta ahora a introducir medidas restrictivas a los viajeros chinos, aduciendo que afectaría muy negativamente a las perspectivas turísticas de la nueva temporada 2023.
No todos los gobiernos europeos perciben igual la potencial amenaza sanitaria proveniente de China. Share on X