Cuesta encontrar comentarios en los medios de comunicación dedicados a la actual presidencia semestral de la UE que corresponde a la República Checa, un pequeño estado centroeuropeo. El contraste es grande con relación a la atención mediática prestada a la anterior presidencia semestral a cargo de Francia, uno de los dos países llamados “grandes” de la UE, junto con Alemania.
Los distintos Estados miembros de la UE asumen, por turno de seis meses, la Presidencia del Consejo de la UE. Durante un semestre, el Estado de turno preside las sesiones a todos los niveles del Consejo, contribuyendo a garantizar la continuidad del trabajo de la UE en esta institución.
Pese a que la elección hace ya más de una década de un presidente permanente del Consejo Europeo (lugar que ocupa actualmente el belga Charles Michel) haya sacado algunas competencias a las presidencias rotatorias semestrales (y reducido el número de cumbres, ahora más concentradas en Bruselas), cabe decir que siguen teniendo influencia sobre todo porque son responsables de algo importante: introducir o sacar asuntos de la agenda de las reuniones de los ministros.
Junto a la guerra de Ucrania, Chequia tendrá que afrontar problemas tan graves como el seguro del suministro energético, la elevada inflación y la reducción de emisiones de efecto invernadero. Praga contempla su trabajo como el de un Estado europeo “encargado de coordinar la lucha contra todas estas crisis”. “Lo haremos con humildad”. «El foco de la presidencia consiste en los siguientes temas: guerra de Ucrania, seguridad energética, inflación, acuerdos comerciales y cambio climático».
La actual coalición checa en el Gobierno es proeuropea y conservadora, en clara contradicción con anteriores Gobiernos, como el que lideró recientemente el famoso economista Andrej Babis, empresario multimillonario euroescéptico. Babis no creía en las presidencias semestrales europeas y las consideraba «una pérdida de tiempo».
Los Estados miembros que ejercen la Presidencia colaboran estrechamente en grupos de tres, denominados “Trios”. Este sistema fue instaurado por el vigente Tratado de Lisboa en 2009. El Trío fija los objetivos a largo plazo y elabora un programa común con los temas y asuntos principales que abordará el Consejo en un período de dieciocho meses. De acuerdo con este programa, cada uno de los tres países elabora un programa semestral con mayor detalle. El Trío actual está integrado por las Presidencias francesa (anterior), checa (actual) y sueca (próxima). Después de la presidencia sueca vendrá la española ( julio-diciembre de 2023). España ya se está coordinando para preparar su presidencia.
Las prioridades oficiales de la Presidencia checa quedan reflejadas en su lema: «Europa como misión: repensar, reconstruir, repotenciar».
Este lema es tanto un testimonio como un recordatorio de la necesidad de trabajar continuamente en pro de una Europa moderna y operativa. Expresa el compromiso de reforzar la libertad, la responsabilidad, la seguridad y la prosperidad comunes.
Durante este período semestral en el que la República Checa ostentará por segunda vez la Presidencia del Consejo de la UE, la actividad se centrará oficialmente en cinco ámbitos prioritarios:
- Gestión de la crisis de los refugiados y recuperación de Ucrania después de la guerra.
- Seguridad energética.
- Refuerzo de las capacidades de defensa de Europa y la seguridad del ciberespacio.
- Resiliencia estratégica de la economía europea.
- Resiliencia de lss instituciones democráticas.
Los checos son conscientes de que Europa confronta actualmente muchos problemas y retos, pero piensan que si los europeos actúan con unidad y determinación saldrán adelante más fuertes y resiliente de todas las pruebas a superar.
La Presidencia checa ha establecido formalmente cuatro áreas geográficas prioritarias: Europa del Este, Balcanes occidentales, Indo-Pacífico y Sahel.
Petr Fiala, actual primer ministro conservador, ferviente defensor de la ampliación europea hacia el este, ha declarado lo siguiente al presentar el programa de la Presidencia checa: “Podemos decir que el mundo no será el mismo después de la agresión de Rusia contra Ucrania. Queremos participar activamente y reescribir el futuro de Europa. La invasión rusa ha hecho temblar todas nuestras certezas. Ha puesto de manifiesto la debilidad de la arquitectura de seguridad europea, que deberemos abordar de una manera nueva y, sobre todo, activa y no sólo como observadores que dependen de otros. Debemos reducir con rapidez la dependencia de Europa de la energía rusa y avanzar hacia nuestra autonomía estratégica”.
El gobierno checo usará la cumbre que tradicionalmente siguen organizando las presidencias rotatorias para reunir en Praga, a principios de octubre, a los máximos dirigentes europeos para un debate informal. El primer ministro quiere que se discuta seriamente sobre la ampliación de la UE en Ucrania, Moldavia y los Balcanes. Y también quiere que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, asista por primera vez en persona a una cumbre europea. Chequia quiere avances concretos en el dossier de ampliación, no simplemente una cumbre de buenas palabras como la celebrada el 23 de junio en Bruselas, bajo presidencia francesa, que acabó con los presidentes de los países balcánicos denunciando que las negociaciones seguían bloqueadas por razones políticas en varios estados miembros, no por la falta de avances.
Bruselas temía hace unos meses que la presidencia checa pudiera convertirse «en un momento fuerte» para los estados del Grupo de Visegrado (formado por Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia) y sus tendencias euroescépticas. Pero lo cierto es que la guerra de Ucrania y los resultados electorales en los diferentes cuatro países miembros de ese Grupo han mermado su unidad.
La broca que la Comisión Europea mantiene con los gobiernos polaco y húngaro estará presente durante toda la presidencia checa
De todas formas, la bronca que la Comisión Europea mantiene con los gobiernos polaco y húngaro estará presente durante toda la presidencia checa. El líder populista húngaro, Viktor Orban, amigo y admirador de Putin, sigue bloqueando dossieres y lucha para que la Comisión Europea entregue los fondos europeos que le tocarían a Hungría y que mantiene bloqueados por sus violaciones del estado de derecho.
El comportamiento de Polonia con la UE es aún más virulento que el húngaro. El Gobierno polaco acusa a la UE de “imperialista” y amenaza con “hacerle la guerra” si le sigue negando, como lo hace con Hungría, los fondos europeos de recuperación pertenecientes al programa Next Generation EU. Sin precisar en qué consistiría el «fuego de artillería» que piensa abrir contra la UE, Varsovia ha abierto un inusitado cañoneo verbal.
Polonia se siente fuerte como país occidental clave (situación geográfica, dimensión territorial y demográfica, número de refugiados ucranianos recibidos, etc.) en relación con la guerra de Ucrania, y particularmente importante para Estados Unidos, que suministra armas a Ucrania sobre todo desde territorio polaco, donde construirá próximamente su mayor base militar de Europa.
El 9 de agosto el portavoz del partido gobernante, Derecho y Justicia, abrió fuego contra la UE después de que la Comisión Europea declarara que Polonia no había cumplido las exigencias de la UE de dar marcha atrás en su atropello al poder judicial y del restablecimiento de la independencia de los jueces. El pasado 10 de agosto el jefe de Gobierno, Mateusz Morawiecki, acusó a la UE de practicar «un imperialismo hacia los países miembros menores» y la comparó con la Rusia de Putin. «La posición de Alemania y Francia en la UE pesa más que todos los demás países miembros juntos», ha escrito recientemente en un artículo publicado en el diario alemán Die Welt. Por su parte, Jaroslaw Kazzinski, el gran líder polaco en la sombra, acaba de declarar en nombre de un nacionalismo delirante que «en Polonia no aceptamos los planes conjuntos de Alemania y Rusia de dominar Europa».
Chequia desea que todos estos «comportamientos poco europeos» que se producen dentro del debilitado Grupo de Visegrado «manchen» lo menos posible su presidencia semestral europea.
El primer ministro checo quiere que se discuta seriamente sobre la ampliación de la UE en Ucrania, Moldavia y los Balcanes Share on X