El gobierno español debería haber tomado buena nota de la debilidad del sistema público de control de enfermedades contagiosas. La covid ha sido y sigue siendo una lección no aprendida en este sentido. No tenemos una legislación específica, pese al compromiso gubernamental de 2020, ni un centro de prevención de enfermedades contagiosas digno de ese nombre. Ahora mismo la viruela del mono, una enfermedad contagiosa y exótica de difícil contagio, está haciendo estragos y manifiesta las dificultades de realizar un control efectivo para evitar su propagación.
Pero más grave es que en el horizonte van apareciendo o reapareciendo virus dotados de gran letalidad. Uno de ellos es el virus Hendra (HeV). Se trata de un virus de origen animal peligroso que afecta a caballos y humanos y que en el laboratorio también ha infectado a gatos y conejos de indias. Fue descubierto en 1994 en Australia provocando la muerte de 14 caballos y su entrenador. Desde entonces en este país se han producido 60 contagios, que han matado a 100 animales, y 7 casos en humanos y 4 muertes. Es también un virus que originalmente forma parte de un tipo de murciélago conocido como zorro volador.
La enfermedad se manifiesta como una enfermedad respiratoria aguda y encefálica grave y posee una alta tasa de letalidad, 90% en caballos y 60% en humanos. Ahora la aparición de un nuevo caso en Australia ha alertado al sistema sanitario y ha vuelto a poner de relieve la emergencia de nuevos virus y la importancia de la vigilancia. No es probable que llegue a Europa, pero en cualquier caso es un aviso.
Lo que sí existe en Europa es el filovirus Lloviu que fue causante de una muerte masiva de murciélagos en la cueva del Lloviu en Asturias. Ahora un artículo publicado en Nature Comunications señala el aislamiento del primer filovirus Lloviu en Hungría. Se sugiere incluso que podría ser una amenaza para la salud humana y ser un potencial causante de una pandemia.
Este filovirus está emparentado con el ébola y el de Marburgo causante de fiebres hemorrágicas muy mortíferas en África. El ébola a partir del 2014 logró penetrar en grandes núcleos urbanos y saltó fuera de su zona endémica.
El Lloviu ha sido descrito en España en el año 2011. Con los datos actuales parece claro que puede infectar a los murciélagos sin producir una enfermedad letal y, por tanto, todo parece indicar que es su reservorio natural, pero faltan estudios para confirmarlo.
La cuestión decisiva es si se puede transmitir y tener graves consecuencias en el ser humano. Y aquí los datos son ambivalentes porque en el caso de los historiales de las personas que manipularon a los murciélagos afectados no presentaron ningún signo de enfermedad, si bien ahora en las investigaciones de la cueva de Hungría, en las que se ha aislado el virus a partir de la sangre del murciélago y, por tanto, se ha hecho presente en grandes concentraciones, ha mostrado ser capaz de infectar las células humanas, pero que esto salga en el laboratorio no significa que se pueda producir en el mundo real. En este sentido, los científicos aseguran que no hay motivo de preocupación, pero sí, una vez más, es necesario investigar y tener sistemas de alerta eficaces, como de los que carece España.
Este artículo ha sido posible gracias a la información de los trabajos del catedrático de microbiología de la Universidad de Salamanca Raúl Rivas González, el dr. Juan E. Echavarria Mayo y la Dra. Ana Isabel Negredo