La Sagrada Familia es el icono en crecimiento de Barcelona, el que lo define como imagen global y constituye el primer atractivo turístico de la ciudad, uniendo popularidad y cultura, una relación no siempre fácil. Tan sólo cabe recordar que el segundo foco de atracción es el estadio y el museo del Barça.
Para algunos el principal inconveniente de la Sagrada Familia, empezando por el mismo gobierno municipal, es que se trata de un templo, ¡y además expiatorio ! Terrible. Ésta es la causa por la que han hecho y hacen lo imposible para detenerla; desprestigiarla, pero a pesar de todo, la Sagrada Familia sigue creciendo gracias a su éxito.
Su atractivo se ha visto acentuado por la nueva estrella luminosa de la Virgen que corona el extraordinario edificio hasta que la parte central dedicada a Jesucristo la supere en altura. El encendido de la estrella fue trending topic mundial y se ha convertido en una nueva imagen icónica de Barcelona reproducida en multitud de objetos. Es un nuevo motivo de visita turística en tiempos de escasez y una razón para salir por la noche que es cuando, por razón de su iluminación, su impacto es más espectacular.
Pero, he aquí, que ahora la estrella permanece a oscuras. Se ha hecho correr la voz de que son los vecinos quienes piden que se apague. No hace falta ser demasiado espabilado para ver que es una razón extraña, porque para ver la luz necesitan mirar arriba y si esto se hace demasiado rato la tortícolis está asegurada, y no pensamos que éste sea el problema. Además la luz se apaga pronto por la noche y su aportación a gran altura es más bien agradecida en una ciudad donde la iluminación pública, de un amarillento hambriento, sólo inspira tristeza, y todavía gracias, porque seguimos con muchos calles y zonas mal iluminadas a pesar de los años que lleva gobernando Colau y su feminismo, quien debería saber que una de las mejores garantías de seguridad nocturna es un alumbrado público claro y potente.
La razón de la no encendida de la estrella icono de Barcelona es más bien del Ayuntamiento de Ada Colau, que quiere regular las condiciones. Sólo faltaría. Seguramente podrían haberlo pensado antes, pero no, han esperado que estallara el boom de la estrella de la Virgen, que vinieran turistas a ver el encendido por la noche y la encontraran apagada, para decidir que deben establecer no se sabe qué regulación.
Es lo que mejor hace Colau, prohibir. Prohibir todo lo que se mueve y da vida a la ciudad. Ella es la mejor expresión y, por tanto, cosechadora de votos de todos aquellos que sienten autoodio por la actividad de la capital de Cataluña y disfrutarían viéndola reducida a la paz de los cementerios, eso sí, con aceras violentadas por las continuas agresiones de bicicletas y patinetes a los peatones. Una ciudad que quieren controlada y que a la vez se muestra salvaje y misericorde para la gente que anda, y por los partidarios de la luz.
¡Exigimos que la estrella de la Sagrada Familia vuelva a brillar!