Hay tres significantes que expresan Cataluña por antonomasia. Uno es, indiscutiblemente, el Barça, otro es el cava, el teórico competidor del champán, inventado en Catalunya, y el tercero obviamente es la Generalitat. Aún habría un cuarto, que era La Caixa, pero, pese a que su peso en nuestro país sea indiscutible, cabe recordar que su sede ya está en otro lado, y por tanto, en un sentido estricto no lo podemos colocar en la lista. Es una lástima porque no deja de ser el mejor de todos.
La crisis del Barça es incuestionable, sin dinero, porque lo ha malgastado, con un endeudamiento hasta las orejas, que multiplicará con el nuevo estadio hasta entregar el club a manos de los acreedores. Con un equipo descompensado y poco competitivo, cuyo peso recae sobre todo en los más jóvenes y no en los grandes fichajes, que han resultado un fracaso. Hoy, el Barça que hacía soñar, lucha por intentar conseguir una plaza que no tiene asegurada, para poder competir en la Champions League. Si no lo logra, sería su primera vez en la historia.
El caso del cava también es emblemático. Esta denominación de origen está sufriendo sucesivas crisis que han comportado que lo que era una única organización se haya fraccionado en tres, porque buena parte de los productores, disconformes con la orientación de la denominación origen cava, han preferido crear nuevas con exigencias distintas. Para algunos era una crisis anunciada (todas lo son, como la del Barça o la de la Generalitat), el problema es que habitualmente en nuestro país los profetas tienen poco recorrido y a los precursores no los escucha nadie. El hecho de que el cava durante un largo período jugara su carta, no a base de acreditar un producto específico, sino de competir sólo en el campo de los vinos espumosos, tiene mucho que ver con la crisis que ha venido arrastrando a todo el campesinado del viñedo, que cobra precios ínfimos por la producción de uva para vinificar. Tanto es así, que la distancia con los productores de vinos del champán puede situarse en la proporción de 10 a 1. Algo que no guarda relación, ni con los costes de producción, ni con el diferencial de renta de ambos países.
Por si fuera poco, la visión comercial también en este campo del prosecco italiano, comienza a hacer agua y no sólo en el mercado internacional, sino también en nuestro país. Sólo cabe señalar que Freixenet junto a Codorniu, las dos grandes marcas del cava, son unos de los primeros productores de prosecco en la actualidad. A una escala no significativa en cantidad, pero sí en calidad, también las pequeñas marcas de cava de otros lugares de España, al tratarse de una denominación de origen que no está regulada en función del territorio, sino del método de producción, también están haciendo agua. Es otra manifestación del declive.
Y cierra la lista el gobierno de Catalunya. No haremos un balance, pero sí recordaremos los últimos hechos de actualidad. El gran objetivo del gobierno Aragonés es la mesa de diálogo. Ha quedado claro que ésta está muerta y no desempeña ningún papel destacado en la agenda política del gobierno español, como es evidente por las declaraciones y por las mismas prioridades temporales. Está tan muerta que ni siquiera saben de qué temas deben hablar para poder concretar algo.
Y si este mantenimiento hacia lo que es la gran bandera del gobierno de Cataluña no fuera suficiente, ahora mismo el gobierno español, al formular su agenda legislativa por lo que falta del mandato, ha excluido la modificación del Código Penal el delito de sedición, largamente anunciado en el pasado como un compromiso y uno de los logros obtenidos. Se trataba de cambiar esa figura y reducir sustancialmente las penas por su aplicación. Este hecho tiene tres niveles de lectura. Para el gobierno Sánchez-Podemos sigue siendo tabú remover demasiado la cosa catalana, más allá de las buenas palabras de vez en cuando. La segunda lectura es que nos quedamos con el indulto y sin modificar el Código Penal es imposible, ya me dirá qué posibilidades hay de que la reivindicación de la amnistía que hace el gobierno Aragonés en la mesa de diálogo tenga algún tipo de salida. Pero todavía queda un tercer nivel de lectura cara al futuro, que es que un nuevo intento de ir por la vía unilateral tendría sobre sí la misma losa que en el pasado: las duras penas de sedición. Si todo esto no es una manifestación de impotencia, ¿entonces de qué se trata?
Hasta cuando gran parte de este país no reconocerá que la independencia es un sentimiento, una ilusión muy legítima, una pasión, para algunos incluso les parecía una táctica “inteligente” para obtener más, y para a otros sigue siendo un excelente modus vivendi, pero ¿en realidad es un error histórico terrible y un desastre que nos arrastra por la pendiente?