Existe la creencia muy generalizada de que el gobierno español será incapaz, no ya de gastar bien los importantes recursos procedentes de Europa, sino ni siquiera de conseguir gastarlos. Ésta es una coincidencia tanto de observadores parciales internos como de miembros de la propia Comisión Europea.
El problema se ve agravado por dos factores. Por un lado, la centralización de la gestión, que Sánchez ha querido que estuviera localizada en la Moncloa para disponer de un control absoluto de ese importantísimo flujo de recursos. La otra condición desfavorable es que la mayoría de gobierno no ha querido que se constituyera una comisión en el Congreso que fiscalizara el ritmo y destino de este gasto, por tanto no existe el incentivo de un control externo que controle.
El resultado está a la vista. Para este año, el presupuesto de 2021 tenía una previsión de ejecutar 27.000 millones de euros procedentes de los fondos extraordinarios puestos a punto con motivo de la crisis de la covid. La realidad es que estamos llegando a final de año y sólo se ha aprobado la convocatoria del 20% de ese dinero, una cifra francamente baja y que demuestra un mal conocido: las dificultades de la administración española para gastar el dinero con tiempo y forma. De hecho, el retraso con los fondos ordinarios, los agrícolas, de cohesión, de la Unión Europea ha ido siendo la pauta habitual, y esta carencia también se ha dado ahora en 2021 porque estos fondos, especialmente los de cohesión, importantes y que además fueron puestos a punto por iniciativa de Felipe González, no se gastan. El responsable europeo ha puesto en la picota a España, señalando que 30.000 millones de euros que tenían a su disposición no se han utilizado.
El balance no puede ser más triste, entre ambas vías de financiación europea se disponía para este año de 57.000 millones de euros y solo se han puesto en juego, haciendo convocatorias, por valor de 5.500 millones. El efecto multiplicador perdido por esta gran carencia puede ayudar a explicar, aunque no de forma completa, porqué el crecimiento español es tan escaso en contra de las previsiones iniciales, porque España está en la cola europea de la recuperación económica. Tendríamos pues que una de las causas decisivas es la ineficacia y la ineficiencia de los poderes públicos . Y ésta es una mala pieza en el telar, porque difícilmente se resuelve de un día para otro.
Y como las malas noticias no vienen nunca solas, cabe señalar que en el mientras tanto el gobierno español sigue gastando en gasto consultivo y recurrente, que no sólo engrosa la bolsa del déficit, sino que la proyecta hacia el futuro. Lo decimos porque ahora mismo se ha acordado un incremento de gasto que pesará como una losa. Se trata de que las pensiones se equiparen al salario mínimo, de modo que la más baja no sea inferior al mismo. Al menos esta modificación afecta a 2 millones de personas y generará un aumento de gasto este año, pero también en los próximos en la medida en que el salario mínimo, tal y como ha sido anunciado por el gobierno, siga creciendo. Si a este hecho se le une la indexación de las pensiones respecto a la inflación, tenemos aquí dos mecanismos que multiplican el gasto de cara al futuro.