Antes de ser conocido oficialmente, las filtraciones interesadas de cada parte ya han perfilado prácticamente el consejo ejecutivo de la Generalitat. Si esta ha sido una decisión de Aragonés, poco problema hay, pero parece improbable que él mismo quite autoridad a su cargo, permitiendo que se diga antes de que él hable cuál será su gobierno. Si así fuera sería un pésimo síntoma inicial. Si se repite este tipo de filtración será motivo de crispación y crisis. Pero no adelantemos acontecimientos.
Lo que sí que parece evidente es que el nivel técnico y profesional, globalmente considerado, es claramente mejor que el anterior, cosa por otra parte no muy difícil. La primera cuestión será ¿en qué grado el nuevo presidente ejercerá realmente su autoridad sobre el conjunto o nos volveremos a encontrar con la coexistencia de dos gobiernos de la Generalitat?
Pero más allá de este hecho, la primera barrera que se interpone para desplegar una legislatura normal es que de entrada ya le han puesto dos límites temporales. Un el del acuerdo con la CUP. Dentro de dos años se hará balance para revisar si continúa o no el apoyo de esta organización. La presencia de Giró en economía y finanzas no es para los de la Candidatura de Unidad Popular un buen comienzo. Pero también por parte de JxCat se ha situado otro límite, entre un año y medio y dos. Joan Canadell lo hacía explícito situando este plazo para verificar si se han conseguido resultados sobre la amnistía y el referéndum pactado, dos causas que de entrada parecen imposibles.
Y todavía queda una gran cuestión y su traducción práctica, que dificultará y mucho la capacidad de cada consejero para dirigir su departamento. El origen es la gran desconfianza que se profesan los dos partidos de gobierno. La consecuencia es la multiplicidad de instancias de coordinación que atenaza el funcionamiento del día a día. Son tantas que hay que enumerarlas:
- Equipo de coordinación.
- Coordinación parlamentaria.
- Coordinación intergubernamental.
- Equipo de seguimiento de los acuerdos.
- Grupos de trabajos sectoriales.
- Reunión de monitorización de los acuerdos.
- Comité de dirección política.
No está mal, y habrá que ver qué sale de este nada envidiable lío.
Por si fuera poco, además está el Espacio de Coordinación, Consenso y Dirección Colegiada, formado por los 3 partidos y la ANC que, a la espera de la reformulación del Consejo por la República, ejercerá esta función de dirección estratégica hasta que pueda situarse dentro de ese marco, según establecen los acuerdos pactados. O sea que, en el trasfondo además está el Consejo de la República pendiente de encaje.
Y además, el acuerdo paralelo entre la CUP y ERC, que incorpora numerosos temas de los departamentos de JxCat.
Y, por si no fuera suficiente, la mesa de diálogo y la no coordinación de los grupos parlamentarios de ERC y JxCat en Madrid.
Si querían construir un entramado complejo y sofisticado lo han conseguido con nota. Otra cosa será que todo funcione.