Se han hecho públicos los resultados del CIS en el supuesto de unas elecciones generales en España, y por otro lado sobre el posible resultado en Cataluña. En ambos casos los resultados confirman, y continúan desacreditando, la práctica habitual del CIS de favorecer al gobierno y sus aliados, con una ligera matización en relación con Unidas Podemos. Encuesta tras encuesta la tónica es la misma, sin importar que el universo de las otras encuestas señalen resultados diferentes o que el mismo CIS dé pistas suficientes para ver que las cosas no son tal y como las pintan.
Si observamos el comportamiento electoral en España según el CIS, vemos que el PSOE mejora claramente los resultados de las generales del 2019 pasando del 28% al 30,4%. Al mismo tiempo, el PP pierde casi 2 puntos, pasando del 20,8% al 18,6%. Vox también pierde casi 2 puntos, pasando del 15,1% al 13,2%, y Cs gana más de 2, pasando del 6,8% al 9,5%. UP retrocede ligeramente, del 12,9% al 11,4%.
¿Qué nos dicen estos resultados?
Pues lo mismo que en sondeos anteriores: el PSOE triunfa, Cs obtiene una contrapartida por su giro favorable al PSOE, y a Iglesias le infligen un ligero castigo, sin señalar que la alianza sea ruinosa, al tiempo que también le avisa de que no está en su mejor momento. Hace perder votos a la oposición, sin matices. No hay traspases del PP hacia Vox ni a la inversa, sencillamente pierden.
Este no es el resultado de las encuestas del último mes. Estas señalan, una estabilidad o ligero retroceso del PSOE con medias que lo sitúan entre el 27% y el 28%, y un progreso moderado del PP en torno a más o menos 2 puntos, y según la encuesta una mejora modesta o una pérdida de Vox. En el caso de Cs su crecimiento, que se produjo tiempo atrás, ha dado paso a una cierta caída. Además la encuesta del CIS sobre el impacto de la Covid-19 en la sociedad señalaba claramente un importante empeoramiento de la opinión sobre el gobierno español. Si en el mes de junio el 46% había empeorado su opinión, ahora en noviembre la cifra habría crecido hasta el 60%. No es posible contabilizar estas cifras y sobre todo la tendencia, como una mejora del porcentaje electoral. Además la misma encuesta del CIS señala que sólo el 26,5% del electorado prefiere a Sánchez como presidente del gobierno con una calificación, sobre 10, de 4,4, es decir, suspende. Si se añade esta preferencia que se manifiestan a favor de Iglesias, un 4%, el resultado se sitúa ligeramente por encima del 30% para los dos líderes de la coalición, cifra que contrasta con el porcentaje claramente superior que votarían a la coalición, un 42 % . Claro que también se podría interpretar que ambos líderes obtienen peor resultado que las etiquetas que representan, y que en este sentido no dejan de ser una rémora.
En cuanto a las elecciones catalanas
Hay que decir, y con eso ya bastaría, que los resultados que da el CIS no han sido «cocinados «, a diferencia de la encuesta española. No es la primera vez que el CIS formula los datos en estos términos. Lo hizo al inicio, pero muy pronto abandonó esta línea porque realmente no indica nada, o muy poco si sólo tenemos conocimiento de estos resultados y no del resto de la encuesta.
¿Por qué es así? Pues porque en las encuestas sólo una parte de la población que ha sido preguntada responde de manera concreta a la pregunta «a quién votará». Hay una proporción importante que dice que no lo sabe, y entonces la denominada «cocina» lo que hace es inferir cuál será realmente su voto a partir de otras respuestas y posicionamientos: «quien prefiere como presidente», «se autocalificó el voto de derechas y de izquierdas», etc. También la encuesta matiza los resultados en función del recuerdo de voto que es un corrector que se aplica para verificar que la muestra no haya un sesgo importante hacia una opción u otra. En Cataluña no se ha cocinado el resultado y lo que figura como tal es lo que directamente ha contestado la gente.¿Qué pasa en este caso? Que aparece mucho más reflejado el voto muy militante que no tiene reparos en manifestarse y diluye el voto que sí la tiene. Para situar un ejemplo, los dos extremos serían la CUP en sentido afirmativo y el PP en negativo.
Naturalmente la letra pequeña de la encuesta ya informa de que no hay cocina, pero parece que por parte de un instituto público se debería definir públicamente una metodología y aplicarla a todos los sondeos que hace, exactamente la misma, porque si no es un amasijo.
En todo caso, lo que queda claro de la encuesta catalana sin cocina, es que sigue la misma lógica que la española: gana el aliado preferente de la casa, ERC, sitúa a los socialistas en segundo lugar, gratifica ligeramente Colau-Podemos y envía a los infiernos a JxCat, PP, Vox y PDeCAT.
Se olvidan, y esto también puede tener una lectura política, del PNC y de Marta Pascal que ni siquiera aparece. Qué mal rollo para la persona que hizo posible el voto de censura que llevó a Sánchez a estar donde está!