Se podría presuponer que el independentismo, que pretendidamente es una manifestación muy radical de amor por el país y sus personas, tendría en la cultura uno de sus bastiones. Al menos esa ha sido la característica del catalanismo, que antes que movimiento político fue un proceso de recuperación cultural.
Desgraciadamente no es así. Las cifras muestran como la Generalitat no sólo ha mantenido a lo largo de los años una escasa aportación a la cultura, sino que la ha reducido aún más. Si se observa el periodo 2010-2019, y aquí hay que recordar que en 2010 la crisis ya estaba iniciada y que en 2019 estábamos en el punto más alto de la reanudación hoy truncada por la pandemia, la Generalitat pasó de dedicar a la cultura del 1,3% de sus presupuestos, una cifra muy escasa, a reducirla al 0,8% en 2019. Este hecho contrasta con las aportaciones de las otras instancias locales. Los ayuntamientos el año pasado dedicaron el 6,5%, las diputaciones provinciales el 8,2% y los consejos comarcales el 2%. Es evidente que la Generalitat ha abandonado la cultura.
La comparación de la contribución a cultura en gasto por habitante en Cataluña, según las diferentes administraciones en dicho periodo 2010-2019, permite observar quien lleva el peso de la cultura en Cataluña. En 2010 la cantidad total era 167 euros por habitante, que con motivo de la crisis se redujo hasta alcanzar la cifra más baja de 109 euros / hab. en 2013 y entonces experimentó una recuperación hasta los 140 euros / hab. del 2019, pero todavía muy lejos de la cifra de 2010. Si esta magnitud global se reparte entre sus proveedores institucionales (estado, Departamento de Cultura, administraciones locales) se ve claramente que la Generalitat ha congelado su gasto en término de euros por habitante desde 2011 y eso significa que a afectos reales lo ha reducido a consecuencia de la inflación a lo largo de la década. En 2011 dedicó 34 euros / hab., y en 2019 fueron 35 euros / hab. Es una escasa aportación.
Aún lo es más la del estado, que en 2010 era de 10 euros / hab., que se redujeron a 2 euros / hab. en 2013, y se mantuvo en esa cifra desde entonces a pesar del crecimiento de los presupuestos estatales debido a la progresiva recuperación económica. El período socialista de estos últimos años no ha significado ningún cambio en la tendencia. El peso ha recaído en la administración local que contribuían con 107 euro / hab. en 2010, que fueron reduciéndose con motivo de la crisis, para luego aumentar hasta alcanzar los 102 euros / hab. del 2019.
Queda claro que la cultura en Cataluña no depende ni de la Generalitat ni del Estado, sino de las administraciones locales. Y esta realidad muestra la desastrosa situación a la que estamos abocados porque significa una renuncia de las dos grandes instancias del gobierno a apoyar un hecho tan esencial como es el cultural.
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