Por vías diferentes, en el caso de Madrid por intervención directa del gobierno español, y en el caso de Cataluña por la acción de la Generalitat, los dos grandes motores de la economía española, que por sí solos significan el 39% del PIB de todo el estado, se ven ahora «gripados».
Si nos atenemos a los datos de Pulso que registra casi en tiempo real el movimiento comercial con tarjetas de crédito, puede constatarse que la actividad a escala española este pasado miércoles 14 de octubre se encontraba al 90%, pero con una gran diferencia entre sectores y por tanto con un impacto diferente en términos absolutos para la actividad económica. Porque este 90% se lograba gracias a que la alimentación se encontraba en el 112% y el sector del bricolaje y el hogar en el 119%, en relación con el año pasado. Pero las gasolineras, que son un buen indicador de la actividad laboral, estaban en el 68%, los transportes en el 50%, los hoteles y viajes en el 30%, y mejor, pero lejos de la normalidad, se situaba el resto de actividad comercial, en torno al 80-81% y la restauración al 80%. Por lo tanto España ni de lejos había recuperado la normalidad.
Observemos ahora la situación de Madrid. Recordemos que nos referíamos al 14 de octubre, primeros días de su confinamiento. La actividad de la comunidad considerada en su conjunto está en el 77,62%, pero una vez más es la alimentación y el bricolaje los que tiran hacia arriba la media, porque el resto de la actividad está claramente por debajo del 70%. Transportes y gasolineras no llegan al 50% y hoteles y viajes están en un pobre 13%. Las tiendas de ropa, por ejemplo, superan por poco el 50% y es posible que esta pésima situación evolucione a peor para el conjunto de la comunidad. Pero si el foco lo centramos en la capital estricta, que es el corazón del sistema, los resultados todavía son peores con sólo un 67,6% de actividad global en relación con el año pasado.
En el caso concreto de Cataluña la situación es claramente mejor, pero esto es antes de las nuevas restricciones de la Generalitat. A partir de la semana que viene podremos observar el impacto. El nivel de actividad para el conjunto de Cataluña estaba en el 94,77% sobre todo gracias a la alimentación que se sitúa en un 129,8% y el bricolaje y el hogar en el 118,9%. Pero, atención, porque el transporte sólo registra un 68,48% y las gasolineras un 63,25%. Por lo tanto, también en este caso el nivel de recuperación, mejor que el del conjunto español, se debe sobre todo a aquellos dos sectores y principalmente al alimentario. Pero los que nos indican cómo puede ir el conjunto de la actividad presentan niveles francamente bajos. La mirada sobre Barcelona nos permite constatar una vez más como la ciudad es el problema de Cataluña porque su actividad total se sitúa en el 69,45%, es decir, poco más de un punto y medio de distancia de Madrid, aunque sobre la capital de España pesan las limitaciones del confinamiento y en Barcelona aún no han entrado en vigor las nuevas medidas de la Generalitat, que lo harán a partir de este viernes.
La próxima semana será crucial para ver cómo han afectado las restricciones adicionales en el caso de Cataluña y si la continuidad del confinamiento de Madrid deteriora más o no la actividad económica. En todo caso, lo que parece claro a estas alturas es que las previsiones para el último trimestre del año ya pueden calificarse de francamente malas a no ser que se produzca literalmente un milagro. En este sentido, las previsiones de anteayer del Fondo Monetario Internacional, muy malas, hechas antes de todas estas restricciones, parece que se verán confirmadas. Una sola cifra puede dar idea de la magnitud de lo que nos viene encima. El déficit del estado este año superará los 155.000 millones según los datos del FMI. Por lo tanto él solo ya será mucho mayor que los 140.000 millones de los fondos de la Unión Europea que deben llegar en los próximos años.