El Ministerio de Trabajo está preparando el anteproyecto de ley con el que se quiere regular el teletrabajo, una herramienta que ha llegado para quedarse tras haberse tenido que imponer por la crisis del coronavirus. En él queda claro que las empresas deberán pagar “en su totalidad” los gastos en los que incurre el trabajador desde su casa, tanto los directos como los indirectos. Otro punto, completamente novedoso, es que se establece el “derecho al horario flexible” que permite que quien trabaje a distancia pueda “alterar” su jornada, aunque pone límites ya que debe “respetar la normativa sobre tiempo de trabajo” y siempre que “esté pactado previamente con la empresa” el periodo de disponibilidad.
De entre los 21 artículos del anteproyecto, con una disposición transitoria y cuatro adicionales, se aglutina puntos que beben de leyes ya vigentes como el Estatuto de los Trabajadores, la reforma laboral de 2012 y la ley de protección de datos, que estableció el derecho a la desconexión digital en 2018. También desarrolla muchos otros, en algunos de los cuales se aprecia la influencia de estos meses de teletrabajo masivo forzado por el coronavirus.
Para los empresarios esta medida legislativa podría acabar con las ventajas que ofrece actualmente el teletrabajo. El presidente de CEOE, Antonio Garamendi, advirtió que si no se plantea bien la regulación del teletrabajo en España, puede suponer la destrucción de empleo. Indicó que el teletrabajo es una «buena herramienta si no nos la comprimen y si no la destrozan» y que «como hagan eso, el problema es que habrá menos empleo en España». En este sentido, el presidente de la patronal, que dijo desconocer el proyecto legislativo que quiere aprobar el Gobierno, apuntó que debido al confinamiento todas las empresas han aprendido «muchísimo» acerca del teletrabajo y se ha avanzado en tres meses lo que se preveía en cinco años, pasando de un 5% de empleados teletrabajando a uno de cada tres en la actualidad.
No obstante, insistió en que con este tema hay que tener «mucho cuidado». «Está muy bien como complemento para planteamientos de conciliación, pero como se plantee como una rigidez, podemos tener un gran problema, el mundo empezará a hablar de productividad y no de horas trabajadas», advirtió.
Los puntos más destacados del anteproyecto son la voluntariedad para teletrabajar, la elección del horario, el pago por parte de la empresa de los costes domésticos derivados por el teletrabajo, una desconexión digital más severa e instaurar esta modalidad de trabajo como una medida ante situaciones de emergencia (como la actual pandemia).
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