Un punto clave y poco abordado en el debate político es cuánto caerá la recaudación este año a consecuencia de la bajada del PIB. En su momento, el mes de abril, el gran Sánchez hizo pública una previsión: 25.000 millones de euros. Posteriormente, el AIReF hizo otra estimación sustancialmente diferente, porque situaba la pérdida de recaudación entre los 36.000 y los 51.000 millones de euros. Pero incluso es posible que la caída sea mayor. Vemos el porqué:
La reducción de los ingresos del estado está en función de dos parámetros. Uno, el de la caída del PIB, y el otro, la relación, la elasticidad, que tiene esta caída con los ingresos fiscales.
La previsión del gobierno estimaba que por cada punto del PIB que se perdía se produciría una contracción de la recaudación de 0,55. El AIReF, por su parte, elevaba sustancialmente esta magnitud de contracción y la situaba entre el 0,95 y el 1,01. Pero es que, en la anterior crisis del año 2009, por cada punto de caída del PIB la recaudación cayó un 2,9. Una evolución similar con las cifras del AIReF nos conduciría a una astronómica minoración de los ingresos del orden de los 100.000 millones.
Pero, además, si el PIB cae por debajo del nivel estimado por el gobierno, el 9,2, este hecho también multiplicará la disminución de ingresos y hay que recordar que las últimas previsiones de la OCDE sitúan el descenso entre el 11, 6 y el 15,1.
La presentación de los presupuestos para el próximo año deberá partir necesariamente de la previsión de esta cifra, y los hará muy complicados. Pero este no es el principal problema, sino el hecho de que cuanto mayor sea esta merma de ingresos, más exigente será la Comisión Europea en las condiciones que se deberán cumplir para alcanzar las ayudas previstas. En definitiva, a más déficit, mayor exigencia europea.