A pesar de ser una de las zonas más industrializadas de España, lo que le otorga ventajas para una mejor recuperación, Cataluña presenta tres puntos débiles que pueden hacer difícil una recuperación a buen ritmo.
El primero de ellos incide precisamente en el sector industrial más importante en nuestro país, el del automóvil, y combina dos hechos. Por un lado, la caída generalizada de la venta de vehículos que en el caso de España, y referido al mes de abril, ha representado una reducción del 96,5%. Combinado con este descenso existe el riesgo inminente de cierre de una de las dos grandes plantas de fabricación de coches de Barcelona, Nissan. Si esto se confirmara, el golpe ya sería terrible no únicamente para los trabajadores de la empresa, sino para la gran red de industria auxiliar que lo alimenta.
El segundo problema será el del turismo. Cataluña siempre ha tenido una ventaja de ubicación en relación con otros lugares, como es la proximidad al área central europea, lo que permite desplazamientos al lugar de veraneo con el coche en menos de 24 horas, además de la larga experiencia con los tour operadores, si bien estos tienen una menor incidencia en nuestro país que en Baleares o Canarias, precisamente a causa de dicha ventaja de proximidad a los centros de demanda. Ahora todo esto puede quedar muy alterado, y por tanto el resultado afectaría al sector de la hostelería. Pero en nuestro caso el efecto es más complejo, porque hay el factor Barcelona, receptora de un turismo internacional que va desde el visitante de mochila al que utiliza el hotel de 5 estrellas y el Paseo de Gracia es una buena expresión visual de ello.
Todo esto puede quedar baldío este año y no será de fácil recuperación. Y con él caerían la multitud de pequeñas tiendas, restaurantes, bares, que viven de este negocio, y a su vez esto repercutiría sobre el motor económico de Cataluña, que es Barcelona. De hecho, en el ámbito de la hostelería, se pueden perder entre 135.000 y 165.000 puestos de trabajo directos e indirectos en Cataluña. El coste de todo ello será notabilísimo, sobre todo si no se reanuda la normalidad a buen ritmo. Y aquí empieza el otro capítulo negativo.
El horizonte es absolutamente incierto y las previsiones sobre el futuro perfectamente desconocidas Share on XTodos los competidores turísticos han apretado el acelerador. Grecia abre las puertas y las playas, Italia lo hará a principios de junio. Túnez, Marruecos y Turquía pueden ofrecer destinos que hasta ahora han registrado un bajo impacto del Covid-19. Francia e Italia apuestan además por incentivar a que sus ciudadanos pasen las vacaciones en su propio país. Portugal, la Costa Atlántica y el Algarve, presentan un escenario bueno desde el punto de vista de la seguridad sanitaria. Mientras, aquí el horizonte es absolutamente incierto y las previsiones sobre el futuro perfectamente desconocidas.
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