Es muy difícil que Barcelona pueda iniciar el proceso de normalización el día 11

Se dice que a menudo los males nunca vienen solos. En el caso de Barcelona, ​​y después de un periodo de bonanza económica, se le acumulan los problemas graves. A la caída económica generada por la pandemia se le añade ahora la dificultad para seguir el ritmo de desconfinamiento del resto de Cataluña y la casi totalidad de España. Esto es así porque la presencia del Covid-19 es todavía muy importante y, por lo tanto, el escenario sigue siendo peligroso.

El número de muertes por 100.000 habitantes se acerca al triple del valor español, y el número de casos registrados supera claramente el 20% del total. Más de 13.000 casos confirmados a finales de abril. En la ciudad hay cerca de un caso conocido por 100 habitantes y todo ello con un reducido número de tests realizados. No llegan a 5 casos por cada caso de test de PCR, mientras que en Canarias, para citar al mejor posicionado, la cifra es de 20, y de 15 para Asturias y Baleares. La parte oculta del iceberg puede ser grande y lo peor del caso es que es desconocida.

En estas condiciones, dos hechos se hacen evidentes. El primero es que se debe prolongar el periodo de excepcionalidad más allá del día 11, pero por supuesto este hecho agrava el problema económico de la ciudad. Es una situación muy difícil. El otro es que el imaginario de Barcelona quedará durante un largo periodo de tiempo contaminado por esta gran afectación del Covid-19, creando una imagen del todo opuesta a la de una ciudad turística. Cambiarla no será trabajo de un año.

Este escenario pone sobre la mesa otra exigencia para el gobierno de la ciudad. No sólo necesita un buen plan económico, sino que también necesita uno en el ámbito sanitario y epidemiológico. Cabe recordar aquí que Barcelona dispone de una potente Carta Municipal que la configura como un autogobierno dentro del autogobierno autonómico. Ahora tiene la oportunidad de ejercer a fondo las competencias que aquel instrumento jurídico le confiere. Por ejemplo, es vital que se multipliquen las pruebas seguras para identificar la dimensión del personal inmunizado y también para localizar portadores asintomáticos, y establecer los mecanismos de seguimiento y control necesarios para cortar las cadenas de transmisión.

Y en todo esto hay que recordar un interrogante que flota por todo el conjunto catalán y español: después de 53 días de confinamiento, ¿cómo es posible que en determinadas áreas, y Barcelona es una de ellas, aún se den tantos casos diarios? Si el periodo en el que la enfermedad estalla se sitúa en los 14 días, es evidente que en este plazo tan largo todos los casos deberían haber sido identificados. No es así porque sigue habiendo contagiados asintomáticos y cadenas de contagio que son desconocidas y que sólo un gran cribado mediante tests puede llegar a averiguar. En otras palabras: a Barcelona no le basta con hacer lo que hace la mayoría. Necesita más y lo necesita rápidamente.

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Barcelona no tiene suficiente con hacer lo que hace la mayoría. Necesita más y lo necesita rápidamente Share on X

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