Pasado un mes largo de confinamiento, de los 177.000 casos registrados, unos 130.000 están por explicar su procedencia. Están ahí las residencias de mayores, sobre las que nadie se atreve a dar cifras a escala estatal. Pero siendo muchos, no explica toda aquella gran cifra. ¿Entonces?
El ministro Salvador Illa recurre al contagio en los hogares. Pero ¿es realmente así, y de tal magnitud? Si no sabemos a ciencia cierta de dónde proceden los contagios ¿cómo se va a actuar bien? Una vez más aflora una de las grandes deficiencias españolas: el número insuficiente de test de contagio practicados, que impide tener una composición de lugar razonable.
Incluso ahora, con el anuncio a bombo y platillo de que se están realizando 20.000 test al día, la cifra resulta insuficiente para obtener en un tiempo razonable un panorama de la población española y de dónde están los contagios.
También es insuficiente la cifra sobre el número de muertes. El Informe elaborado por el Instituto de Salud Carlos III, y que se publicó el 28 de marzo, reveló que el virus casi ha elevado en más de un 50% la mortalidad en algunas zonas de España. La información que cada día ofrece el Dr. Simón solo está mostrando una parte de las dimensiones de la epidemia, ya que únicamente incluye a aquellos pacientes que fallecen tras haber dado positivo en las pruebas de coronavirus.
El informe se basa en la red de Vigilancia de los excesos de mortalidad por todas las causas de este organismo -dependiente de los ministerios de Sanidad y Ciencia-, que monitoriza, en función de los registros civiles de toda España, los fallecimientos diarios que se producen y los compara con la media de los ocurridos desde el 2008. Sus datos señalan que las muertes informadas por el Dr. Simón para Castilla-La Mancha habían sido un 49% inferiores, un 70,9% menos para Castilla y León y un 63,4% menos para Madrid, que las realmente registradas por dicho informe. La pregunta es obvia: ¿cuáles son las muertes reales por coronavirus? Y por otra parte, ¿cuál es el exceso de mortalidad por otras causas, ocasionadas por el colapso de la sanidad? Solo sabiendo estos datos podemos tener una visión correcta de la dimensión del problema, y también de las consecuencias colaterales del impacto de la pandemia en la mortalidad.
Y por si esto no fuera suficiente, ahora Cataluña descubre que tiene más muertos por Covid-19 que la cifra oficial contabilizados hasta ahora, y no son pocos: 7.095 en lugar de los 3.756 de los establecidos hasta este martes. No llega a doblar la cifra pero casi, y responden a los muertos en hospitales más 1.898 ancianos fallecidos por Covid-19 según las propias residencias y centros sociosanitarios.
Pero esta cifra no puede sumarse a la anterior, porque engloba a los residentes fallecidos en las propias residencias y a aquellos que habían sido derivados a hospitales y perecieron allí, según explica la Consejería. Los de residencias son 1.810 y 62 en centros sociosanitarios, además de 456 muertos en casa. Estas nuevas cifras son fruto de un nuevo sistema de recuento, advertido previamente por la Consejería de Salud, que hoy por primera vez ha ofrecido los datos agregados de todos los fallecidos en Cataluña aportados por las funerarias. Se trata de personas fallecidas en residencias o en sus domicilios, que ahora se suman a la cifra de fallecidos en los hospitales. Estas cifras estarían más en consonancia con las apuntadas por el Ayuntamiento de Barcelona hace pocos días y que más que doblaban de muertes: 2.629 defunciones, en lugar 1.299 que era la cifra media de muertes registrada en la ciudad los meses de marzo de los diez años anteriores. Claro que en este último cómputo no se cuentan solo las defunciones por coronavirus, sino las totales.
Con aquellas nuevas cifras para Cataluña, se constata la mortalidad entre los mayores de 70 años. 2.354 entre residencias y hogares, más los que murieron en los hospitales y que ingresaron directamente en ellos y no procedían de las residencias. Con todo, la nueva cifra no acaba de aclarar el origen de todas las muertes.