Parece que sea de otra época, pero no hace tantas semanas se emprendía, impulsada desde Converses a Catalunya, la iniciativa del Encuentro de Independientes, un instrumento no alineado con ningún partido político, para contribuir a que se configurara una única y fuerte opción electoral del catalanismo.
Catalanismo en el marco de su tradición política: autogobierno de Cataluña, participación a fondo en la política y la gobernación española, regeneración y búsqueda de la excelencia en la política, y europeísmo sin fisuras. Una tradición que, como todas, compite con otras tradiciones para encarnar mejor la respuesta a nuestro tiempo, y que además en su seno debate sobre la naturaleza de esta respuesta.
Esta doble dinámica es la garantía de la tradición, de manera que nunca más se convierta en un relicto del pasado. Es necesario siempre este doble movimiento, la adecuación desde los acuerdos fundamentales que la definen como tradición, aquellos puntos mencionados más arriba, y el diálogo y debate en su interior, sin exclusiones, y entre todos los que, con las lógicas diferencias que dinamizan la respuesta, comparten los acuerdos fundamentales.
Ahora hemos entrado en tiempo de penalidades, muerte, destrucción e incertidumbre, que exigen una nueva respuesta del catalanismo en el marco de ese doble movimiento, en relación con el exterior de la tradición y en su seno, y que requerirá también nuevas formas de organización y comunicación. No es, por tanto, un tiempo de impasse, sino de trabajo para dar respuesta al nuevo reto.
La pandemia lo altera todo. Pero esta trágica ruptura no debe detenernos, porque la dinámica de la vida, también la política, continuará, seguramente de manera diferente, y quizás durante un tiempo de manera accidentada, pero continuará.
La pandemia no terminará de golpe, posiblemente tendrá nuevas olas al menos hasta que la población gane la inmunidad en su mayor parte.
También el impacto económico será mayor, quizás más que el de la gran crisis de 2008, y desde luego afectará a los partidos políticos establecidos y los gobiernos. No es el lugar de hacer una prospectiva política, pero sí apuntar que habrá un antes y un después de marzo de 2020. También han brotado con fuerza signos de solidaridad y sacrificio personal. No sabemos si marcarán el futuro, pero sería bueno que así fuera.
La nueva política que el catalanismo de nuevo cuño protagonizará debe tener presente dos cosas: el reto electoral que existía y la adaptación al nuevo escenario. En la medida en que el primero se adecue al segundo el éxito será mayor.
Por esta razón es vital que los partidos y formaciones del catalanismo político, como por ejemplo Units, Lliures, la Lliga y El País de Demà dialoguen entre ellos sobre la nueva e inquietante realidad. Más que nunca, ahora hay que buscar la unión que hace la fuerza, porque la desolación que vive nuestro país es inmensa, y la necesidad de reconstrucción grandiosa.
Amigos del catalanismo, vosotros que tenéis y ejercéis la vocación de servir a la política desde los partidos catalanistas, ahora es el momento de la unidad, de deshacer fronteras, de abordar la gran respuesta, de ahuyentar a los portadores de odios e incompetencia. Si ahora falláis, el catalanismo que deseáis hacer no tendrá futuro.
Aprovechad el confinamiento para comunicaros, dialogar, interrogaros, sobre cómo afrontar lo que nos viene encima. Nadie tiene las respuestas. Es el momento de hacerlas entre todos, sin fronteras de siglas ni de procedencias. Quien no lo entienda será barrido por la historia, porque todo ha quedado sobrepasado por la gran desolación. Esta es la guerra de nuestras generaciones, las que nunca han vivido ninguna. Vuestra es la iniciativa y la palabra.
Es vital que los partidos y formaciones del catalanismo político dialoguen entre ellos sobre la nueva e inquietante realidad post coronavirus Share on X