La proximidad y, al mismo tiempo, la incertidumbre de la fecha electoral en Cataluña determina un mayor movimiento por parte de los partidos que se sitúan en el ámbito del catalanismo en el marco de la Constitución, en el sentido de que acatan todos ellos plenamente la legislación vigente.
Las formaciones con presencia en este campo son:
Por un lado, Units per Avançar. Esta es la formación más directamente heredera de la UDC de Duran i Lleida. No son el único grupo que desciende de aquella formación, pero sí el que ha recogido con diferencia a más miembros y más destacados.
Demòcrates, a cuyo frente están Toni Castellà y Núria de Gispert, son también un resto de la formación demócrata cristiana pero muy distante de Units por su radicalidad independentista que les hizo ir coaliados de ERC. Ahora esta alianza toca a su fin y tendrán muchas dificultades para lograr representación parlamentaria si concurren solos a las elecciones.
Aún quedaría un tercer grupo más pequeño, el del Club Carlemany, este sí plenamente alineado en el ámbito del catalanismo político.
Units per Avançar fue la primera formación de este espacio en configurarse como partido. Tiene una cierta implantación local, lo que le ha permitido disponer de algunos concejales. Pero, sobre todo, lo que le ha otorgado más relieve es su alianza electoral con el PSC, que le ha permitido disponer de un escaño de diputado en la persona de Ramon Espadaler, y también muy destacada la presencia en el Ayuntamiento de Barcelona de Albert Batlle como teniente alcalde de Seguridad Ciudadana.
También, con un recorrido largo y que se sitúa en este espacio, Lliures. Se trata de una formación de corte liberal impulsada sobre todo por Antoni Fernández Teixidó, ex dirigente de Convergència, con la colaboración de Roger Montañola, este procedente de Unió y que abandonó su adscripción demócrata cristiana para alcanzar esta nueva posición política. Ha llevado a cabo una práctica regular como partido, si bien ha chocado con la barrera que es el común denominador de todas estas formaciones: una financiación insuficiente para tener una máquina de partido y electoral que le permita una presencia cotidiana.
Posteriormente nació el proyecto de la Lliga Democràtica, impulsado entre otros por Ramon Bosch y Astrid Barrio. En un principio tuvo que definir su espacio en la medida en que se podía haber convertido en el instrumento político de Manuel Valls. No fue así, y La Lliga decidió situarse en el ámbito catalanista con una clara formulación no independentista. Actualmente hay un proceso de convergencia con Lliures, que dará lugar a un congreso de unificación a finales de marzo. Hasta ahora su presencia política ha sido muy discreta, no asumiendo posiciones públicas prácticamente en ningún tema más allá de opiniones personales de sus miembros más destacados. Esta falta de relato colectivo conlleva que su posicionamiento sea percibido más en función de las personas que lo lideran que a razón del proyecto político que quiere encarnar.
Finalmente, una asociación, un protopartido: El País de Demà, que surgió de la denominada Trobada de Poblet y que está formado básicamente por personas que proceden del espacio convergente. Lluís Recoder sería la personalidad más importante. También profesionales no adscritos, como Antoni Bayona, exletrado mayor del Parlamento de Cataluña, y algunos miembros procedentes del ámbito socialista. También se sitúan en este espacio, si bien de una forma indeterminada, miembros que militan actualmente en el PDECAT. Los más destacados serían la senadora Marta Pascal y también los exdiputados Carles Campuzano y Jordi Xuclà. El liderazgo del grupo, pero, además de Recoder, corresponde a Antoni Garrell, un ingeniero de reconocido prestigio profesional que nunca ha tenido una militancia política conocida.
Parece difícil pensar que ninguno de estos núcleos por sí solos puedan obtener un buen resultado en las elecciones, porque su implantación social y territorial es modesta y sus fuentes de financiación son escasas, al menos hasta el día de hoy.
En este sentido, un factor diferencial importante radicaría en cuál es la fuerza que consigue más recursos económicos para implantarse y concurrir a unas elecciones.
Una segunda cuestión importante es la del programa político. Units dispone del bagaje programático de UDC pasado por el tamiz de su nueva composición. El País de Demà es el que dispone de un proyecto más definido y amplio, porque el resultado del Encuentro de Poblet fue un proyecto de 140 páginas en el que ahora trabajan para definir una versión más breve y políticamente más atractiva.
El colectivo que presenta una mayor indefinición programática es el de La Lliga, y habrá que esperar a su congreso para ver los resultados.
Con todo, la dimensión más importante es la del líder. ¿Quién puede encabezar con más posibilidades de éxito una lista al Parlamento de Cataluña? Units tiene una base importante, la figura de Albert Batlle, que tiene una larga experiencia política: responsable de deportes del Ayuntamiento en su época de militante socialista, exdirector general de prisiones, exdirector general de la policía y ahora máximo responsable municipal en un tema tan delicado como la seguridad ciudadana. El País de Demà tenía potencialmente a un buen candidato en la persona de Lluís Recoder, alcalde de St. Cugat, exconseller, que ha demostrado capacidad política y dispone también de experiencia, pero no parece dispuesto a presentarse en la contienda electoral. Esta formación afirma que tiene otros nombres de primer nivel, pero que todavía no quiere hacerlos públicos.
El conjunto de Units y La Lliga tiene varias personas con aspiraciones electorales: Astrid Barrio, Roger Montañola, pero a la vez se afanan por un candidato más potente, como podría ser Santi Vila. En definitiva, tampoco en este terreno hay una perspectiva única y bien definida.
Por otra parte, las diferencias entre ellos. El País de Demà, que no renuncia al horizonte del independentismo, si bien deja claro que no es un objetivo por ahora y que en todo caso sólo puede lograrse en el marco de las reglas constitucionales. Enfoca mucho su estrategia en obtener votos del sector independentista y considera, en este sentido, que formar una sola oferta política con La Lliga le restaría posibilidades.
Hay, de todos modos, conversaciones además a más de un nivel entre todos estos grupos, y hoy por hoy sin haber llegado a ningún tipo de acuerdo, si bien hay una mayor proximidad entre Units y El País de Demà.
En este contexto ha aparecido el Encuentro de Independientes, que preconiza la necesidad de una sola candidatura electoral de todo el espacio catalanista, aunque configurada por más de una organización política. Esta alternativa única se forjaría en torno a un programa común para cuatro años con la idea de que la prioridad y la urgencia de gobernar Cataluña y definir los grandes objetivos prioritarios elimina las posibles diferencias entre el catalanismo que rechaza el camino de la independencia y aquel otro que, sin negarla, la sitúa en un horizonte indeterminado y en el marco del juego constitucional. En la práctica, ambas posiciones presentarían escasas diferencias. La fórmula del programa común ya ha sido utilizada en otros países por formaciones tan diferentes como pueden ser el partido socialista francés y el partido comunista.