Christine Lagarde, al frente del Banco Central Europeo (BCE) ha prometido una reforma en la estrategia de la institución donde “no quedará ni un cimiento sin remover”. A pesar de su preocupación sobre los bajos tipos de interés, Lagarde ha asegurado que seguirán sin modificarse. Desde ahora hasta que anuncie el resultado, entre noviembre y diciembre, el BCE realizará una profunda reflexión sobre su misión de mantener la estabilidad de precios y las herramientas con las que trata de llevarla a término. Para ello, escuchará las opiniones y estudios de su plantilla y los académicos, pero también las recomendaciones de otras instituciones y de la sociedad civil.
A pesar de la ambición de Lagarde de preparar al BCE para el futuro, la banquera no ha podido aislar su anuncio de los actuales retos que presionan a la institución, principalmente el de los tipos negativos y su impacto en la economía y en la política monetaria. De hecho, la presidenta ha reconocido que la nueva estrategia del BCE tendrá que tener muy presente los efectos secundarios de la anomalía de los tipos negativos.
Algo que tiene una lectura negativa. Están para quedarse y no desaparecerán a corto plazo. “Me preocupan los tipos bajos porque significa que habrá bajo crecimiento“, ha reflexionado. “Preferiría tener un crecimiento mucho más elevado y tipos altos, pero esta no es la situación que tenemos en este momento”, ha dicho.
La tendencia a la baja del crecimiento por el descenso de la productividad y el envejecimiento de la población, junto a las consecuencias de la crisis financiera, han conducido al BCE a transitar por el territorio inexplorado de los tipos negativos.
El propio BCE ha reconocido, en un comunicado posterior a la rueda de prensa de Lagarde, que tiene cada vez menos margen con su política monetaria. “Hacer frente a bajos niveles de inflación es distinto al reto histórico de hacer frente a niveles de inflación elevados”, reza en el comunicado. Una perogrullada que significa que el BCE dejará de afilar sus herramientas para mantener mantener a raya a los precios para tenerlas a punto para estimularlos.
“Seguiremos de cerca la evolución de la inflación y el impacto de las medidas de política monetaria que se están desarrollando en la economía”, ha advertido. Además de añadir que “el Consejo de Gobierno sigue dispuesto a ajustar todos sus instrumentos, según corresponda, para garantizar que la inflación avance hacia su objetivo de manera sostenida”.
Lagarde ha adelantado que los indicadores de inflación “recientemente se han estabilizado o se han incrementado ligeramente”, mientras la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los precios de la energía y es muy observado por el BCE, muestra “un aumento moderado”, aunque el incremento de costes todavía no se está trasladando a los precios.