- El paro entre los jóvenes en España duplica al de la UE y la medida que se le ocurre al gobierno es regalarles 400 euros del llamado “bonus cultural”. Mientras, las pensiones crecen a un ritmo del 8%. El desequilibrio en la aplicación de recursos según la generación es brutal.
- Se duplican los delitos sexuales entre los jóvenes. Pese a las campañas que se suceden desde hace 20 años, las agresiones sexuales de jóvenes de 14 a 17 años han crecido. De hecho, se produce un caso nuevo cada 3 horas. El pasado año fueron 2.625 casos, más del doble de los 1.251 casos de una década atrás. El desapego sexual entre los jóvenes es muy importante y la promiscuidad una característica creciente. Las chicas, según una encuesta del Instituto de las Mujeres, mantienen su primera relación sexual a los 16,5 años, y el 20% de éstas de 18 a 25 años se declaran bisexuales, una cifra anómalamente alta en relación con lo que son las estadísticas sobre las preferencias sexuales en Europa y para el conjunto de la población.
- La educación en España continua instalada en una crisis terminal. Algunos indicadores son el número de jóvenes que ni estudian, ni trabajan (los ninis) que alcanza el 26% entre los 25 y 29 años, mientras que en Europa es del 16,8%. Más de 1 de cada 4 jóvenes solo tiene el título de ESO. La combinación de estos dos factores (ninis y baja titulación de una cuarta parte de la población joven) configura una masa crítica que garantiza difíciles futuros profesionales, baja capacidad de renta y, por tanto, pagar impuestos, y vejez muy complicadas, porque sus pensiones serán ínfimas. Existe una grave brecha de género de siempre que nunca ha sido atendida, ni siquiera considerada. La baja titulación es 11 puntos mayor entre los chicos que entre las chicas y esta diferencia hace muy difícil reducir las cifras globales de baja titulación, si no existe una corrección sustancial de la situación que atraviesan los hombres.
- Es una evidencia que el suicidio es la primera causa de muerte entre la gente joven y también lo es que crecen las adicciones y dependencias de todo tipo. No sólo las derivadas de componentes químicos, legales o ilegales, sino también las generadas a través de las pantallas. El resultado es que la capacidad de concentración y comprensión lectora de los jóvenes es cada vez menor. Van sustituyendo progresivamente la lectura por la imagen pura y dura y esto hace imposible alcanzar elevados niveles de formación. La universidad ya registra esta crisis en las capacidades de aprendizaje de la gente que llega a ella.
- El desequilibrio generacional. Se ha producido una ruptura en la solidaridad generacional incentivada por la cultura de la inmediatez, la ruptura de las redes familiares y las políticas del propio estado. Ya hemos indicado antes la diferencia entre los recursos que se aplican a la gente mayor y a los jóvenes, pero esta ruptura tiene más manifestaciones. Dos son particularmente abrumadoras. Una, la tendencia a crecer la deuda pública, que no es otra cosa que acumular una pesada obligación económica sobre las generaciones más jóvenes. La otra es la crisis climática y la lentitud y marcha atrás en la aplicación de respuestas. Véase, por ejemplo., la bonificación por el consumo de gasolina y gasóleo. Quienes recibirán de lleno las consecuencias del cambio climático son las generaciones más jóvenes.
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