El próximo 27 de junio el Partit Nacionalista de Catalunya (PNC) llevará a cabo su primer congreso. En la preparación ha entregado a los afiliados y simpatizantes un documento en el que sitúa sus principales coordenadas. Pueden resumirse en cinco puntos:
- Legitimidad de la independencia y rechazo de la vía unilateral. Considera que la independencia es una opción legítima, pero que debe ejercerse mediante mecanismos legales acordados y sin improvisaciones. Critica dar falsas esperanzas para evitar frustraciones.
- Se dirige explícitamente al abanico que va de los soberanistas pragmáticos a los catalanistas, y del centroderecha al centroizquierda.
- No quieren hablar aún de alianzas electorales.
- Defiende el diálogo como la vía de solución del conflicto catalán y sostiene la premisa de que hoy hay una parálisis política.
- Considera que el objetivo último de toda política debe ser la prosperidad de las personas por encima de cualquier ideología.
El documento hace un esfuerzo sin complejos para reproducir miméticamente Convergència. Sitúa el punto de ambigüedad en torno a la independencia, en una formulación que en la práctica significa relegarla ad calendas graecas, pero a la vez mantiene el voto de la independencia como un elemento de valor simbólico para atraer a un sector del electorado. Podríamos decir que es una Convergència que persigue la misma ambigüedad, pero con el punto independentista en medio.
La dificultad del planteamiento es si arrancará con suficiente fuerza. La primitiva CDC, con las figuras de Jordi Pujol, Roca, Canyellas, etc., sí tenía esta condición cuando comenzó. Y esta condición se cumplirá o no el día 27.
El hecho de que no quiera hablar de alianzas puede explicarse en un partido que nace desde cero y debe configurar su identidad, pero a la vez pone de relieve un flanco débil, porque todo el mundo sabe que, sin una alianza amplia, este abanico del catalanismo al soberanismo pragmático no es viable reunirlo desde una sola fuerza.
A medida que pasan los días cada vez juega más a la contra la dificultad de estos pequeños partidos de superar sus diferencias y establecer un entendimiento común.