Que el independentismo está desfondado es una evidencia. La negociación de ERC con Sánchez ha sido hasta ahora humanamente buena para los líderes del proceso y otros procesados, pero no ha significado ningún avance para los objetivos que el propio Aragonès ha definido. Peor aún, ha servido para hacer retroceder y desunir al independentismo, algo que ahora Sánchez puede exhibir, con razón, como un mérito.
Los hechos cantan. Ya no hay gobierno independentista, ya no funciona esta mayoría en el parlamento. Incluso el ANC y Òmnium se han dividido. El independentismo no funciona, ni en las encuestas del CEO y lo que predomina es el desánimo, el desengaño y la frustración. Éste es el resultado. Y la consecuencia es una pacificación ambiental, pero también cabe anotar que no ha servido para mejorar el buen gobierno en Catalunya. Las dos principales instituciones del país, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, siguen siendo un desastre en su actuación.
Por tanto, es perfectamente lógico que Sánchez, que no es precisamente una persona piadosa, quiera rematar el independentismo que ERC ha contribuido a entregarle, para lo cual piensa utilizar la reunión del 19 de enero en la que solemnemente él y Macron firmarán un acuerdo de amistad preferente entre España y Francia. Y lo harán en Barcelona para mostrar que el territorio está pacificado y que se pueden producir eventos de este nivel sin dificultad ni problema alguno.
Es un encuentro improvisado, y esto es necesario subrayarlo porque corresponde a la nombrada estrategia del gobierno español. Hace dos meses este proyecto no existía y se ha llevado a cabo deprisa y corriendo. Porque, sobre todo, es una actuación, más que un avance sustancioso en las relaciones entre ambos países.
Tanto es así que un aspecto tan elemental como son los pasos fronterizos cerrados por Francia no están en el orden del día; es decir, continuarán cerrados. Son 6, según informa Juliana en La Vanguardia, sobre 39. Ya me dirá qué tipo de amistad preferente es ésta que, entre dos países fronterizos de la UE y el espacio Schengen, donde teóricamente hay absoluta libertad de movimiento de personas, hay 6 puntos por los que Francia no deja entrar en el país a la gente procedente de España por considerar, atención, que no hay suficiente control fronterizo. Es una gran contradicción.
Ante el día 19, el independentismo intenta volver a exhibir músculo. El Consejo por la República, es decir Puigdemont, la ANC, en esta ocasión también Òmnium y JxCat, junto a otras entidades y algún sindicato menor, han convocado a una gran concentración en el lugar donde se produzca el encuentro. A última hora también se ha añadido ERC, que vuelve a dar un doble salto mortal porque, por un lado, se manifestará en la calle y, por otro, Aragonès acudirá a la reunión a la que ha sido invitado.
Naturalmente, desde el gobierno de la Generalitat ya se dice que irá y manifestará «el malestar» del independentismo. Pero claro, esto es lo mismo que no decir nada. En definitiva, ERC experimenta con la física cuántica, aquella que explica que una partícula puede pertenecer a dos sitios simultáneamente. En el caso de ERC, el acto organizado por Sánchez para demostrar que el independentismo ha estado muerto definitivamente y en la calle para poner de relieve todo lo contrario. Es necesario reconocer que la política se hace cada vez, a pesar de sus apariencias brutalistas, más sofisticada.