Solo el bloqueo informativo y la información deliberadamente sesgada que nos sirven continuamente, impide ver cuál es la realidad actual de la guerra de Ucrania y el significado de los movimientos políticos que se están produciendo, y sus posibles consecuencias.
¿Por qué visitó el presidente Zelenski Londres, París y Bruselas? La respuesta es muy concreta. El líder ucraniano conoce perfectamente que las perspectivas militares de su país son francamente malas. Rusia en la actualidad está presionando a lo largo de un extensísimo frente, de más de 500 kilómetros, con una especial insistencia en el Donbass con incursiones en dirección a la Odesa, si bien no está claro que acabe desencadenando ninguna ofensiva en esta zona. Son en todo caso fintas para generar intranquilidad a Kiev.
En este escenario, la línea de Zelenski es muy clara. Se trata de implicar militarmente al máximo a la UE. Ya lo ha logrado con los tanques, que difícilmente llegarán para intervenir de forma decisiva ante la anunciada ofensiva rusa. Y ahora presiona para obtener cazabombarderos, que potencialmente le permitirían atacar objetivos en el interior de Rusia. También pide sistemas de artilleros de alcance mucho mayor que el actual. Todo esto tiene un significado militar, por supuesto, pero sobre todo político.
Lo que está haciendo Zelenski es depositar sobre las espaldas de la UE una mayor responsabilidad, jugando así dos cartas. Una, la de una implicación militar que traspase todas las líneas rojas y obligue a Rusia a detenerse o a tomar la decisión de enfrentarse militarmente a la OTAN. Lo que, dada su inferioridad, comportaría el riesgo del uso del arma nuclear, terreno en el que Rusia sí tiene una gran capacidad disuasoria. La otra carta es depositar sobre la UE la responsabilidad de perder la guerra y de verse obligado a un amnisticio con Rusia, que comporte las pérdidas territoriales que desde el principio están suficientemente definidas, Crimea y el Donbass.
Todo esto es evidente. La gran pregunta es por qué Europa se deja arrastrar por esta dinámica en lugar de plantear una estrategia propia que ponga fin a la guerra, permita la reconstrucción de Ucrania y recupere progresivamente una relación de buena vecindad con Rusia.