Grosso modo se puede decir que, aunque solo sea una semana, la mitad de la población de Cataluña se va de vacaciones. Por lo tanto, el otro 50% no lo hace. La razón fundamental no es tanto los ingresos brutos como la renta familiar disponible neta por persona, es decir, lo que a cada uno le queda de dinero en el bolsillo después de pagar impuestos y gastos.
Esto hace que las familias con hijos que tienen ingresos por encima de la media vean cómo su renta real cae, y al revés, los individuos que viven solos o con su familia que trabaja pueden aumentar su capacidad de gasto.
Esta explicación previa es necesaria para evitar la sorpresa que pueden provocar los datos adjuntos que señalan que el grupo de votantes que, con diferencia, tiene más personas que se van de vacaciones son precisamente los dos partidos situados más a la izquierda del Parlamento, la CUP y los Comunes. La idea de que sus votantes son sobre todo «hijos de buena casa» y perceptores de rentas del sector público sin demasiados compromisos familiares puede verse reforzada con estas cifras que sitúan a estos dos partidos 10 puntos por encima de los primeros que les siguen, ERC y Junts, con un 54%.
De hecho, todo el grueso al que hay que añadir el PP, el PSC y AC fluctúa en torno a la media del país, punto arriba, punto abajo; la referida del 50%. También es posible constatar que los que no han votado son personas que tienen muchas más dificultades para ir de vacaciones y eso confirmaría el dato de que la participación es inversamente proporcional a la renta. Cuanto más crece esta, más lo hace el hecho de ir a votar.
Puede llamar la atención, pero también confirmaría la lectura que, desde otras perspectivas, Vox pertenece a este grupo de más desfavorecidos; es decir, un contingente importante de sus votos procederían de personas que tienen dificultades económicas en su día a día, como se constata por el hecho de que el 45% no tenga previsión de irse de vacaciones y un 53% afirme que no lo hará.
Todo esto es una señal más común en la mayoría de países; Italia, Francia, incluso los EE.UU., que el voto de la izquierda no procede básicamente de personas con más necesidades económicas o más empobrecidas, sino que hay otras razones, básicamente relacionadas con cuatro conceptos en el marco de lo que podríamos calificar como cultura woke: la prioridad absoluta que otorgan al aborto, a las cuestiones LGBTIQ+, al feminismo y a lo transgénero. Los esquemas clásicos de derecha e izquierda ya no sirven por sí solos para explicar el voto, a pesar de que las desigualdades han crecido.