Una historia importante de la que los medios españoles no se han hacen eco y que nos descubre el periodista Cyril Hofstein en las páginas de Le Figaro Magazine del pasado 15 de noviembre:
“Ha sido una pedrada en el entramado de la teoría de género. El historiador canadiense especializado en estudios de género Christopher Dummitt acaba de admitir que falsificó ciertas conclusiones de su investigación para “promover su visión ideológica“. Los defensores de la teoría del género, que aseguran que la construcción de la identidad sexual no solo se basa en factores biológicos, sino sobre todo en aspectos sociales, no ocultan su vergüenza. De hecho, en el sitio australiano Quillette y luego en Le Point, Dummitt no va con medias tintas: si especifica que “no debemos ver en esta confesión un argumento para decir que el género no está, en muchos casos, socialmente construido”, admite, sin embargo, que “los críticos de los socioconstructivistas tienen razón al llevarse las manos a la cabeza cuando los supuestos expertos les presentan supuestas evidencias«.
“Me gustaría hacer hoy mi mea culpa […], -continúa-. Mis débiles razonamientos y trabajos académicos que explotan un mismo pensamiento defectuoso son hoy en día tomados por activistas y gobiernos para imponer un nuevo código de conducta moral«. Una bomba lanzada justo cuando se anuncia que las atletas transgénero femeninas podrán participar en eventos de la Federación Internacional de Atletismo tras una “declaración simple” de su género femenino, lo que ha llevado a parte del mundo del deporte a cuestionar la equidad “fisiológica” de tal decisión.
Para tratar de desactivarla, CheckNews, el sitio web de Liberation, no ha dudado en publicar un largo artículo para demostrar que el canadiense era solo un peso pluma en el mundo universitario y que sus declaraciones le comprometen solo a él. Incluso han “entrevistado a varios investigadores especializados en estudios de género”, incluidos Jeff Hearn, Patrick Farges, Michael Stambolis-Ruhstorfer y Bruno Perreau. Para este último, profesor de estudios y lengua francesa en el MIT, “Christopher Dummitt no es en absoluto alguien relevante en los estudios de género”. La misma historia con el británico Jeff Hearn, quien cree que Christopher Dummitt “parece ser un académico bastante menor”.
Más grave, para Michael Stambolis-Ruhstorfer, de la Universidad de Burdeos Montaigne: “el aprovechamiento de estas declaraciones por parte de los conservadores forma parte de una estrategia que busca socavar la noción de género”. Por lo tanto, no habrá debate ni análisis de las causas que podrían haber llevado a un académico a falsificar a sabiendas su trabajo. Christopher Dummitt, quien abrió la caja de Pandora, es, por lo tanto, un autor menor cuya declaración publicada en Quillette […] necesariamente quiere desacreditar la teoría del género. Y como su mea culpa ha sido ampliamente citado por Le Point, Atlantico, L’Opinion y Valeurs actuelles, medios “de derecha”, la cosa está clara. ¡Bonito asunto!
Sin embargo, esta no es la primera vez que se cuestionan los estudios de género en América del Norte. Por ejemplo, en mayo de 2018, Gender, Place and Culture, una revista que se especializa en un enfoque feminista de la geografía, había publicado un artículo titulado “Reacciones humanas a la cultura de la violación y la actuación de los queer en los parques para perros de Portland, Oregón”. “Una parodia imaginada por tres académicos estadounidenses, Helen Pluckrose, James Lindsay y Peter Boghossian, que habían pasado un año escribiendo 20 artículos a cada cual más extravagante que los otros” para denunciar la falta de rigor de algunas revistas, especialmente en áreas de estudios de género”. En ese momento, fueron acusados de hacerle el juego a la derecha estadounidense… solo que estos tres investigadores “todos se consideraban de izquierdas y pensaban que estudiar estas preguntas era de gran importancia para la sociedad y requería por lo tanto un alto nivel de rigor académico”.