Trias puede ganar entre otras razones porque Colau ya ha perdido. Al menos en votos. Pero ganar no significa ser alcalde, dado el fraccionamiento del voto. Y en este caso el problema es Collboni porque es evidente que sus votos serán determinantes a la hora de constituir el cartapacio municipal, esto sin considerar el cuarto en discordia, Maragall.
En los datos de la última encuesta municipal, la suerte de Colau parece que ya está definida. Son los peores resultados de un gobierno municipal desde que se realizan este tipo de encuestas.
Cabe recordar que tanto Hereu como Trias, cuyos datos eran mejores que los de la actual alcaldesa sin llegar a ser buenos, cayeron derrotados. Y es que no es poca cosa que la mitad de los ciudadanos piensen que la gestión de Barcelona es mala o muy mala y sólo un 35% considere que es buena. Un 66% tiene una percepción sobre la imagen de la ciudad en el sentido de que ha empeorado y sólo 1 de cada 5 piensa lo contrario. Todos los indicadores negativos están disparados.
Un ejemplo paradigmático de esta situación es la limpieza, que constituye uno de los destacados problemas. Lo es aunque han sido renovados con un importe multimillonario los contratos de limpieza y nos aseguraron que todo sería distinto. Una vez más han fallado.
Los problemas continúan y el espectáculo y el riesgo de las calles llenas de hojas de árbol caídas, que durante días no se han limpiado mezclados con la escasa lluvia ha sido desastroso para la imagen de la ciudad, profundizando así uno de los agujeros negros del consistorio, junto a la inseguridad. También el tráfico es un grave problema. El ayuntamiento presenta datos por separado: organización del tráfico, por un lado, la congestión por otro, etc. Si en lugar de preguntarse de esta forma tan desagregada se incorporan todas las respuestas en un solo blog el tráfico se convierte en el segundo problema de la ciudad.
¿Por qué puede ganar Trias? Por dos razones evidentes en estos momentos.
La primera porque las encuestas otorgan a Trias un puesto entre los que antes eran los 3 destacados, la alcaldesa, Collboni y Maragall. Podríamos decir que su posición de salida es óptima.
La segunda es porque puede reunir la mayor parte del voto que se opone a Colau y que quiere un cambio radical en la ciudad, excepto del que está en posiciones muy ideológicas.
Pero que quede primero, condición necesaria, no es suficiente. Necesitará pactar para conseguir la alcaldía. Y aquí Trias ha cometido ya un primer error grave, parecido al que se produjo la noche electora, cuando él mismo reconoció a Colau como ganadora, pese a su mayoría exigua, sin esperar ninguna ronda de negociación. Trias es propenso a grandes errores de ego.
Ahora lo ha vuelto a cometer al declarar, sin que nadie le forzara, que si él no es primero, votará a la lista que haya ocupado esa posición. Afirmar esto sin haberlo pactado antes con algunas de las fuerzas puede ser un error decisivo para dejar a Trias en la cuneta. Se constata porque Collboni no ha respondido a este ofrecimiento, se ha callado y lo hace porque los socialistas no pactarán con Trias, sino con Colau, de acuerdo con los planes de Sánchez y también porque la sociovergencia es un mito. No ha existido prácticamente nunca y en cualquier caso ha sido un lugar común de periodistas y también de una parte de las élites económicas que siempre han visto en el PSC una puerta de entrada al gobierno de Madrid.
Si se examina toda la historia política de Cataluña desde 1980, se verá que los pactos de gobierno entre socialistas y convergentes han sido escasos. De hecho, hoy el único que puede exhibirse es el de la Diputación de Barcelona, porque en esta institución política sí ha existido sociovergencia, por una doble razón. Porque hay mucho dinero en juego para repartir entre ayuntamientos y porque no está en primera línea del debate político y eso facilita el pacto.
Trias debe rectificar su planteamiento y debe asegurar que negociará en función del resultado electoral para ser alcalde. Si no es así, Collboni con él al frente o como subsidiario pactará con la gente de Colau, resucitarán la supermanzana ahora congelada (pero atención sin detener ninguna de las obras iniciadas) y el tranvía trinchará la Diagonal.