Después de casi 8 horas de interrogatorio, el fiscal Miguel Ángel Carballo no consiguió dejar asentada su tesis de que Trapero estaba conchabado con la dirección política del procés para facilitar su desarrollo. Y no lo fue porque el fiscal no empleara todas las técnicas fruto de la experiencia para hacer entrar en contradicción al inculpado, ponerlo en evidencia o demostrar que había hechos que avalaban su tesis más allá de prejuicios. Trapero, que fue de menos a más a modo de calentamiento deportivo, en ningún momento flaqueó en su línea argumental y en el muestrario de hechos que avalarían su tesis: que él cumplió en todo momento y con profesionalidad las exigencias de jefe policial de los Mossos.
El interrogatorio había comenzado de una forma sorprendentemente agresiva, dado que el fiscal intentó demostrar que su nombramiento como mayor ya era un indicio de favoritismo por parte de los cargos políticos que después desencadenarían el procés. La lástima es que los hechos, mejor dicho, los nombres que impulsaron a Trapero a ocupar una vacante que hacía una década que estaba vacía, no avalaban la tesis del fiscal, por corresponder a personas como Batlle, Director General, y Jordi Jané, consejero, que demostraron su oposición al proyecto independentista hasta el extremo de presentar su dimisión.
El fiscal demostró habilidad en la búsqueda de contradicciones y datos que llevaran a la conclusión buscada de la confabulación de Trapero, pero las respuestas no dejaron mucho espacio a la duda. La mejor constatación de que Miguel Ángel Carballo no logró el resultado buscado fue que, después de tan largo y duro interrogatorio, no sirvió ningún titular contundente a la prensa.
Hay que anotar, y quizás es una anécdota o quizás algo más, que nuevamente la insuficiente preparación en conocimientos de catalán por parte de los que auxiliaban al fiscal llevó a alguna situación ridícula, como cuando en la lectura traducida de uno de los mensajes confundió el «ja» del texto original catalán con un «ya!» de risa, en lugar del «ya» que correspondería al equivalente en castellano.
Ahora comenzará el interrogatorio de su abogada defensora, Olga Tubau, una de las juristas mejor valoradas de la apreciada escuela penalista de Barcelona. Se puede prever que el resultado será lógicamente todavía mucho más favorable al exmayor de los Mossos d’Esquadra.