A las 7:35 de la mañana del Lunes de Pascua, el cardenal camarlengo Kevin Farrell ha comunicado oficialmente el fallecimiento del Papa Francisco.
«Ha retornado a la Casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia», ha declarado Farrell. «Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente por los pobres y los más marginados».
La inesperada muerte del Papa Francisco ha abierto inmediatamente las especulaciones sobre quién será su sucesor. El nuevo pontífice será elegido en el cónclave que, siguiendo la tradición, deberá reunirse en un máximo de quince días tras el fallecimiento del papa. Los 135 cardenales con derecho a voto, todos menores de 80 años, se aislarán en la Capilla Sixtina del Vaticano hasta que la fumata blanca anuncie el esperado «Habemus Papam».
En la actualidad, el Colegio cardenalicio cuenta con 252 cardenales provenientes de 94 países, pero solo 135 podrán votar en el próximo cónclave. De estos, una gran mayoría fueron nombrados por Francisco (108), por Benedicto XVI (22) y por Juan Pablo II (5). Europa, aunque sigue teniendo una presencia considerable con 53 cardenales, ya no representa la mayoría absoluta, reflejando una Iglesia cada vez más globalizada, con presencia destacada en Asia (22), África (18), América Latina (24), América del Norte (14) y Oceanía (4).
Contrariamente a lo que ocurrió tras la muerte de Juan Pablo II, cuando la figura del cardenal Joseph Ratzinger destacaba claramente como sucesor natural, esta vez no existe un candidato indiscutible.
El pontificado de Francisco estuvo marcado por aparentes contradicciones, combinando firmeza doctrinal sobre cuestiones como el aborto o la presencia del diablo, con una intensa preocupación por los pobres, la ecología y una cierta apertura en asuntos pastorales como la atención a los homosexuales y la participación de la mujer, aunque sin alterar las posiciones doctrinales fundamentales.
Debates internos sobre temas como la ordenación femenina o el matrimonio de sacerdotes, son asuntos polémicos, especialmente en Occidente, pero irrelevantes para gran parte del catolicismo global, donde predominan posturas más tradicionales.
De hecho, experiencias recientes en iglesias reformadas, anglicanos, luteranos y calvinistas y sus versiones al otro lado del Atlántico, que adoptaron posiciones de perfil progresistas, sugieren que estos cambios no solo no fortalecen las comunidades, sino que parecen contribuir a su decadencia. Uno de los casos más paradigmáticos es el de Inglaterra, donde la práctica religiosa entre los católicos supera a la anglicana, especialmente entre los jóvenes.
Entre los cardenales más mencionados como posibles sucesores destacan: Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, conocido por su labor social; Pietro Parolin, secretario de Estado y figura moderada; Luis Antonio Tagle, filipino con perfil progresista y popularidad global; y Fridolin Ambongo, congoleño emergente como voz fuerte de la ortodoxia africana. Otros nombres como Peter Turkson, Pierbattista Pizzaballa o Péter Erdő también forman parte de las quinielas, aunque la historia demuestra que los favoritos iniciales raramente resultan elegidos.
Estos son los principales candidatos para suceder al Papa Francisco:
Matteo Zuppi (Italia, 69 años)
Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Próximo a la línea pastoral de Francisco, claro que en versión italiana que es otra cosa, con enfoque en justicia social y mediación de conflictos. Vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio
Pietro Parolin (Italia, 70 años)
Secretario de Estado del Vaticano. Figura clave en diplomacia vaticana y negociaciones internacionales. Moderado y con amplia experiencia en la administración eclesiástica, lleva décadas trabajando en la secretaria de estado Si se busca equilibrio y ponderación, ese es el hombre. Su papel en las negociaciones con China puede ser un inconveniente, porque para una parte de los cardenales sus resultados no son del todo claros.
Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)
Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Líder progresista con fuerte perfil social y enfoque en la misericordia. Favorito desde el cónclave de 2013. Ex-arzobispo de Manila y prefecto del Dicasterio para la Evangelización.
Peter Turkson (Ghana, 76 años)
Expresidente del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. Podría ser el primer papa africano moderno, aunque su edad reduce sus opciones. El ejercicio de su cargo en la curia no le ha hecho ganar puntos.
Fridolin Ambongo Besungu (RDC, 65 años)
Presidente del episcopado africano. Es una voz sólida de la ortodoxia católica africana. Figura emergente con proyección global. Es una de las figuras fuertes del futuro.
Pierbattista Pizzaballa (Italia, 59 años)
Patriarca Latino de Jerusalén. Ganó relevancia tras su ofrecimiento de mediación en el conflicto Israel-Gaza. El más joven entre los papables. Sale en la mayoría de listas, pero es del todo improbable su elección.
Robert Sarah (Guinea, 79 años)
Prefecto emérito del Culto Divino. Líder conservador con influencia internacional, aunque su edad limita su candidatura.
Péter Erdő (Hungría, 72 años)
Arzobispo de Esztergom-Budapest. Teólogo respetado y figura moderada con experiencia en diálogo interreligioso. Es conocido por su profundo conocimiento del derecho canónico.
Otros posibles candidatos
Malcolm Ranjith, nacido en Polgahawela, Sri Lanka, tiene 77 años y ejerce como Arzobispo Metropolitano de Colombo. Su trayectoria destaca por su trabajo en diálogo interreligioso en una región marcada por la diversidad cultural.
Willem Eijk, Arzobispo Metropolitano de Utrecht, Países Bajos, es también médico y bioeticista, nacido en Duivendrecht. Su firme defensa de la doctrina católica lo ha convertido en un destacado representante del pensamiento conservador dentro de la Iglesia en Europa Occidental.
Charles Maung Bo, nacido en Monhla, Myanmar, es el Arzobispo de Yangon y una de las voces más activas en la defensa de los derechos humanos en Asia.
Así pues, en un ambiente marcado por la incertidumbre y la ausencia de candidatos claros, la elección del próximo papa promete ser compleja y podría alargarse varios días, hasta alcanzar una figura de consenso que encarne el equilibrio entre la tradición y los nuevos desafíos globales de la Iglesia.
En un ambiente marcado por la incertidumbre y la ausencia de candidatos claros, la elección del próximo papa promete ser compleja y podría alargarse varios días, hasta alcanzar una figura de consenso Compartir en X