El domingo por la mañana. Café recién hecho, diarios sobre la mesa. El lector atento –hay pocos, pero aún quedan– empieza a hojear La Vanguardia, después El País. No busca noticias, busca patrones. ¡Y pam! Aquí lo tiene: Koldo García. Páginas y más páginas dedicadas a ese ilustre desconocido que ha pasado, en pocas semanas, de portero a presunto James Bond ibérico.
Porque la operación es fina. No se trata de defender a Koldo. No es necesario. Se trata de introducir la duda. Quizás no era un corrupto cualquiera, sino un agente encubierto de la Guardia Civil. Quizás todo ello era un montaje contra el PSOE. Y contra Sánchez, por supuesto. Siempre contra Sánchez.
La Vanguardia nos lo deja caer con elegancia: «Koldo García mantuvo relaciones con la Guardia Civil hasta que le detuvieron». Mantener relaciones, qué expresión más bonita. Ni confirmación ni desmentido: insinuación pura. Y El País, por su parte, hace el mismo ejercicio de estilo: mucha palabra, poca responsabilidad.
Esto no es casualidad. No son coincidencias cósmicas. Es sincronización. Y como toda orquesta, esta también tiene director. Si las trompetas de La Vanguardia y los violines de El País tocan a la vez, es porque alguien les ha pasado la partitura. Y no cuesta demasiado adivinar quién: la Moncloa, o más concretamente, el gabinete del presidente.
También existen retoques interesantes en la banda sonora. Por ejemplo, se dan a conocer unas grabaciones de Aldama que exoneran a Begoña Gómez, la esposa del presidente, de cualquier implicación con Air Europa. En cambio, otras declaraciones, publicadas en El Español, donde Aldama dice justamente lo contrario, son ignoradas con devoción benedictina. El silencio como forma superior de periodismo.
Mientras, TVE y TV3, que hoy ya no se sabe si son rivales o colaboradores, reproducen fielmente el argumentario. Como si les hubieran pasado una nota de prensa que, curiosamente, suena exactamente igual que la que utilizan los pocos ministros que todavía se atreven a salir a hablar.
Lo que tenemos, por tanto, no es solo relato. Es una dramaturgia perfecta: sincronización del tema, del enfoque, de las ausencias. Y todo esto, con el telón de fondo de un país donde la realidad va, por un lado, y el guion, por otro. Una partitura afinada por la presidencia del gobierno.
Que nadie piense que la realidad es espontánea. Esto, como diría Pla, no es una seta, es un jardín francés.
TVE, TV3, El País, La Vanguardia... todos tocando la misma partitura. Y la batuta, ¿de dónde sale? #Moncloa #RelatoÚnico #ControlInformativo Compartir en X