Lo que en teoría es una gran bendición, una especie de nuevo Plan Marshall para España, en la práctica se está convirtiendo en una maldición que irá aflorando día a día por la incapacidad del gobierno Sánchez de realizar los fondos europeos.
Cabe decir que no es una sorpresa porque la administración española nunca ha cumplido con el objetivo de realizar los fondos ordinarios procedentes de la UE. Por tanto, todavía es más difícil que lo hiciera si se añadían otro tipo de fondos, los Next Generation, de magnitud muy superior. Pero siempre queda espacio para la esperanza. Está claro que el hecho de que Sánchez no creara una instancia ejecutiva independiente que centralizara la gestión de los fondos en la propia Moncloa para disfrutar de su control absoluto, tampoco hacía presagiar nada bueno.
El resultado es éste. Han alcanzado 31.000 millones de euros a fondo perdido de los 70.000 millones previstos. De éstos, administrativamente se han concedido 28.800 millones; es decir, hay una tramitación iniciada que señala dónde irá a parar, pero el dinero no se ha movido de sitio. De esta cifra, 12.945 millones significan ya obligaciones netas, pero en esta fase tampoco el dinero se ha movido de donde estaban porque en realidad sólo se han efectuado pagos por valor de 6.347 millones de los 28.800 millones que se tienen asignados, a pesar de estar a finales de 2022.
Pero, en realidad, poco más de esta cifra ha llegado a las empresas porque gran parte de estos pagos se han efectuado en las comunidades autónomas, 1.515 millones, para la construcción de viviendas de alquiler social, edificio públicos y planes de sostenibilidad turística. Otros 549 millones han ido a parar al SEPE y otros 420 millones a ADIF. A los ayuntamientos han llegado 457 millones para su modernización, para mercados municipales y zonas comerciales y para movilidad sostenible y realizar ZBE. En total, casi 3.000 millones que representan más del 45% de los pagos efectuados.
Con estas cifras se entienden perfectamente las quejas del mundo empresarial señalando que no llegan los fondos. Y sucede tal cosa porque la mayor parte del dinero no se ha movido de la administración central y, de la escasa cifra que sí ha circulado hacia los fines pretendidos que en una gran proporción, como hemos visto, van a charlar a instancias públicas.