La covid está volviendo a situar en un escenario muy difícil los Centros de Asistencia Primaria de la sanidad catalana, que una vez más se encuentran al punto del colapso en un círculo vicioso que nuestro gobierno es incapaz de romper. ¿Cuántas veces se repetirá esta situación? ¿Qué hemos aprendido del pasado?
Ciertamente, la vacunación está evitando por el momento la presión sobre los hospitales y las UCI, porque los casos que se dan no son en su mayoría graves. Pero atención, existe un efecto colateral que sí es grave, y mucho. Se trata del crecimiento de las listas de espera para ser operado y visitado por el especialista. Y aquí está en juego la salud y la vida de mucha gente, y es consecuencia de concentrar la atención en la covid, situando en un segundo plano todas las demás patologías.
Los resultados están a la vista. En España se tarda 4 meses de media para poder ser operado y 2 meses y medio para ver al especialista. En Cataluña, ya nos estamos acostumbrando a las cifras negativas. El retraso es de 152 días para una operación y 121 para una consulta. El gobierno de Cataluña nos debe explicar la razón de tanta diferencia y qué medidas extraordinarias piensa adoptar para darle la vuelta a esta situación y de una vez por todas situarnos en mejor posición que la media española.
Si somos la segunda comunidad autónoma por el PIB que aporta al Estado y la cuarta en renta per cápita, es evidente que nuestras posiciones en las prestaciones de servicios y resultados deben situarse también entre la primera y cuarta posición. Y esto no ocurre en casi ningún ámbito, siempre estamos de la mitad hacia abajo midiendo aspectos de la sanidad, número de contagios o resultados de rendimiento escolar, por citar tres aspectos muy importantes.
Pero no se trata solo de espera en lo necesario, es que hay otras medidas que en Cataluña se rehúyen completamente y son necesarias. Es el caso de los cuidados paliativos, que es el instrumento más poderoso para que los enfermos de todo tipo y condición eviten o palien el sufrimiento. Es la disponibilidad de un sistema de cuidados paliativos que pueda acoger al 100% de la población. Ahora mismo, el nuevo presupuesto de Madrid incorpora 5 millones de euros a este objetivo y el de Catalunya ninguno. En Cataluña estamos contentos solo con la eutanasia. La norma del gobierno es: sufre o que te maten. No hay derecho, para que la gente tenga una opción legítima debe poder escoger entre la eutanasia o la atención médica que permite aliviar el sufrimiento, y esto no se hace, aunque como en el caso del cáncer se multiplican los retrasos y, por tanto, las complicaciones futuras.
Esta enfermedad, una de las más graves y crónicas, necesita una buena atención que comienza por la detección más rápida posible. Pues bien, según el informe la Salud en Barcelona del Ayuntamiento, en 2020 las detecciones de cáncer se redujeron un 22% y las de las demás enfermedades crónicas un 36%. Este infradiagnóstico es un indicador adelantado de los problemas que tendremos a corto y medio plazo. Agravamiento de estas enfermedades y más muertes.
En las personas mayores de 65 años el descenso de las enfermedades crónicas diagnosticadas fue del 39%, de hipertensos del 34,1%, de diabetes del 33,8%, y las cardiopatías isquémicas del 29,3%.
Estamos acumulando, entre listas de espera y retraso en los diagnósticos, una bola de nieve que nos estallará en las manos si no se hace nada por reducirla. El resultado de todo ello, aunque no es la única causa, es un crecimiento extraordinario de la contratación de seguros privados de salud, porque es una de las formas de evitar tantas esperas y tantos retrasos en el diagnóstico. En Cataluña, casi 1 de cada 3 personas (32,82%) ya tienen un seguro privado de salud. En 2011 no llegaban al 27%. Es un nuevo coste que se añade a los múltiples costes que se van cargando sobre las clases medias. Y gracias a este hecho, de quienes con menos o más dificultades se lo pueden pagar, se alivia la presión sobre la sanidad pública, porque si no fuera por esa tercera parte que se busca la vida pagándoselo, la presión sobre el sistema de salud catalán lo habría hecho ya saltar a pedazos.
A ver si de una vez por todas el gobierno y buena parte de la sociedad catalana se entera de la realidad que vivimos y cómo vamos avanzando en paso decidido hacia situaciones de desastre.