Este pasado mes de agosto salió el Informe de IPSOS correspondiente al 2022 sobre las principales preocupaciones del mundo. En el caso de España, el primer lugar lo ocupa el paro (44%), seguido de la inflación (35%), la pobreza y la desigualdad social (30%), el cambio climático (24%), la corrupción (20%), el crimen y la violencia (16%), la pandemia (12%) y las guerras (8%).
Del anterior anunciado podemos ver que la Covid-19 ha quedado marginada en nuestras preocupaciones y que la guerra de Ucrania tiene una importancia muy secundaria. Y que es el ámbito económico, con el paro y la inflación, por un lado, y el social, con la pobreza y desigualdad, quienes centran nuestra atención, aunque el cambio climático, seguramente por efectos de este verano, tiene bastante significación, como todavía la tiene, aunque sea en un segundo plano, la corrupción.
En este contexto de problemas, una de las preguntas del trabajo de IPSOS, entre los 28 países de todo el mundo en la que se ha realizado, es si considera que su país va o no en buena dirección. En el caso de España, en la gran mayoría, el 64%, la respuesta es negativa y sólo un 34% considera que vamos por el buen camino. Claro que podemos consolarnos pensando que en Argentina, Perú o Sudáfrica los valores negativos alcanzan el 90%, y es que quien no se consuela es porque no quiere. Pero en todo caso constatamos que los ciudadanos no ven que avancemos en buena dirección.
En el contexto mundial, y en función de cada una de las preocupaciones, nos situamos en un nivel intermedio. Por ejemplo, la inflación preocupa al 71% de los argentinos o al 67% de los polacos, pero ya hemos visto que en España esta cifra se sitúa en el 35%, que corresponde, como decimos, a ese promedio. India e Indonesia, en torno al 20%, son los estados en los que este problema se vive en menor intensidad. La pobreza y la desigualdad sitúa a Brasil en primer lugar con 48% y también a Hungría, Indonesia y Argentina a la cabeza, si bien con cifras menores. En España, con un 30%, estamos también en el lado medio del problema. Los países donde esta preocupación es menor es en Arabia Saudí. Es de lógica dada la abundancia de dinero que distribuye el estado entre los ciudadanos, y paradójicamente EEUU, y la paradoja nace de que en el contexto occidental es el país que presenta mayores desigualdades. Esto ayuda a entender la diferencia sustancial entre la mentalidad americana y la europea.
El capítulo donde España destaca en su preocupación es en el paro. Nos situamos en segundo lugar, con el 44%, a mucha distancia del primero Suráfrica (67%) y muy cerca del tercero, Indonesia (42%). Donde esta cuestión afecta menos es en Alemania, Países Bajos y Polonia, que se mueven entre el 7% y el 9%. Ya tenemos aquí focalizado el problema más oído por los españoles y que contrasta en las continuadas afirmaciones oficiales de la buena marcha del empleo. Hay un decalaje importante entre las cifras de empleo y la angustia de la gente frente a este problema. Merecería una atención más profunda.
En relación con el crimen y la violencia, España se sitúa en la banda baja, sólo preocupa a un 16%. Está claro que Polonia y Hungría es aún menor esta magnitud, porque se sitúan entre el 4 y el 5%. Los campeones de la preocupación por crimen y violencia se encuentran en Chile, seguramente por el tiempo que llevan con altercados, y sorprendentemente para nosotros, Suecia, en el segundo lugar y con 58% de personas preocupadas. Y seguramente esto se explica porque el bloque de centroderecha ha ganado las elecciones teniendo como bandera el tema de la seguridad. Para situar una referencia cabe decir que por detrás de Suecia quedan Suráfrica y México con el 57% y 53% respectivamente, que son países de violencia extrema. Está claro que aquí existe como hecho determinante la percepción subjetiva. Con un nivel de crimen mucho menor, el sueco, que no está habituado a él, multiplica su preocupación en relación al mexicano, que lo vive todos los días desde hace años sin tregua.
La corrupción política es un capítulo en el que también España se sitúa en una franja intermedia, 20%, a mucha distancia de Malasia, Perú e Indonesia, que ocupan los primeros puestos, por encima del 50%. El nivel español de preocupación por la corrupción es el mismo que en México y superior a los países mejor situados en este aspecto, Suecia (7%), Francia (8%) y Alemania (11%).
A escala internacional, sin ocupar las primeras posiciones, nuestro nivel de preocupación, con un 24%, por el cambio climático, se sitúa en la banda alta y es ligeramente superior a EE.UU. y por debajo de los primeros, Australia, Alemania y Francia que están en torno al 32%. Por tanto, políticamente con 1 de cada 4 personas preocupadas por el cambio climático, más tarde o más temprano esta cuestión aparecerá con fuerza en la agenda política.
Nos preocupa relativamente poco la Covid-19, sólo el 12%, y seguramente somos uno de los países de Europa que menos atención tiene en este momento. Aunque es también uno de los pocos países de Europa donde la mascarilla es obligatoria en determinadas circunstancias, como en el transporte público.
El conflicto militar no tiene una particular incidencia en el caso español y, por tanto, se puede decir que la guerra de Ucrania y sus consecuencias nos preocupan poco, a diferencia, por ejemplo, de Francia que afecta a un 13% de la población, y ya no digamos Polonia y Alemania que están en el 33% y 27% respectivamente en el nivel de preocupación.
Por último, sobre la valoración económica del momento actual del país, una gran mayoría, el 71% considera que es mala y sólo el 29% opina que es buena. En ese momento podríamos decir que la aceptación electoral de la mayoría gubernamental española se mueve entre ese margen de afirmación positiva y el señalado al inicio, de si el país iba por buen camino.