El trasfondo cultural del primer ciclo bursátil del franquismo (3). Marco de referencia: economía

La situación de la economía correspondiente a este primer ciclo bursátil del franquismo describe una España destrozada, empobrecida y aislada. De hecho, la Renta Nacional de 1935 no se alcanzaría hasta entrados los años cincuenta. Y en este panorama, la economía se orientó basándose en tres principios.

1- Por un lado, la autarquía, en el sentido de que un país con “vocación de imperio” no podía depender de otros países. El propio general Franco declaraba que “España es un país privilegiado que puede bastarse a sí mismo… no tenemos necesidad de importar nada”. El proteccionismo, ya vigente desde principios del siglo XX, adquirió con el Nuevo Estado un papel hegemónico acompañado además de una política cambiaria sustentada en una “peseta fuerte”.

2- Por otro lado, la subordinación de la economía a la política con el objetivo de convertir a España en una gran potencia militar e imperial. Se rechazaba la economía de mercado a favor de un feroz intervencionismo en el entendimiento de que mientras aquélla solo beneficiaba “intereses particulares” éste, por el contrario, contribuía al “interés supremo de la nación”.

3- En tercer lugar, la potenciación de los sectores ligados a las conveniencias militares, relegando a un segundo plano la agricultura y la industria de bienes de consumo, y todo ello bajo la férrea dirección de organismos interventores (Comisaría General de Abastecimientos y Transportes, Servicio Nacional del Trigo…).

Los resultados condujeron a una profunda depresión económica que duró más de una década y a una fuerte caída de la producción, en particular de la agraria, en un contexto en el que los altos niveles inflacionistas conformaron los llamados “años del hambre” en medio de un sufrido racionamiento con las respectivas “cartillas” y los extravíos del estraperlo caracterizando el mercado negro.

En el escenario que se fue conformando, la política económica aplicable se centró también en tres orientaciones: reconstrucción, reindustrialización y, en tanto que requisito indispensable, en el ordenamiento hacendístico-financiero.

La política de reconstrucción

La política de reconstrucción de lo mucho de lo destruido situó la obra pública en un lugar preeminente al extremo que dentro del gasto presupuestario ocupaba el cuarto lugar (con un 17-20%) después de “Defensa”, “Sueldos y Salarios” y “Bienes y Servicios”. Los titulares del Ministerio en este periodo fueron el Ingeniero de Caminos Alfonso Peña Boeuf (de 30-I-1945 a 18-VII-1945) y el General de Artillería José Maria Fernández Ladreda y Menéndez Valdés (de 18-VII-1945 a 18-VII-1951).

Orientaron su actuación a la reparación de las pérdidas ocasionadas por la guerra y al mismo tiempo hacia la reorganización sectorial como consecuencia de la aplicación de la política intervencionista en el interior y autárquica en el exterior.

La labor del Ministerio se centró así en los grandes sectores: infraestructuras hidráulicas, ferrocarriles, carreteras, puertos, aeropuertos y telecomunicaciones. Al respecto, se elaboró de entrada el Plan General de Obras Públicas de 11 de abril 1941.

La política de reindustrialización

La política de reindustrialización con el objetivo de alcanzar lo más rápidamente posible el establecimiento de una economía de paz tuvo desde un buen principio importancia destacada.

En efecto, junto al último parte de guerra, o sea desde el primero de abril de 1939, se aprobó una ley decretando la urgente desmilitarización de la industria y la reconversión de sus actividades ordinarias. Y cuatro días más tarde, por una nueva disposición que planteaba con carácter de urgencia la transformación del tejido empresarial.

A renglón seguido, por Ley de 25 de septiembre de 1941, se crea el Instituto Nacional de Industria (INI) a imagen y semejanza del IRI italiano. En su artículo primero se indica que su finalidad no es otra que “Propulsar y financiar en servicio de la Nación la creación y resurgimiento de nuestras industrias en especial de las que se propongan como fin principal la resolución de los problemas impuestos por las exigencias de la defensa del país o que se dirijan al desenvolvimiento de nuestra autarquía económica”.

Su desarrollo a lo largo de esta década se concretó en dos etapas.

En la primera, de predominio exclusivo del proyecto autárquico orientada a la potenciación de los recursos del país; la segunda más aperturista acudiendo a la ayuda extranjera para la producción de bienes de equipo.

En el conjunto nacieron Iberia (1943), Endesa (1944), Ensidesa (1949), Seat (1950)… Su principal actor fue Juan Antonio Suanzes tanto como Ministro de Industria como presidente del INI si bien en el periodo también ocuparon la cartera ministerial Luis Alarcón de Lastra y Demetrio Carceller.

La política financiera

En cuanto a la política financiera, su desarrollo se concretó básicamente en la gestión presupuestaria, en una política fiscal prevalente sobre la monetaria y por lo que aquí interesa en la reorganización funcional de la bolsa.

José Larraz en tanto que Ministro de Hacienda, fue el principal artífice de todos estos desempeños (sucedió a Andrés Amado a partir de agosto de 1939 hasta mayo de 1941, ejerciendo a partir de esta fecha Joaquín Benjumea).

El primer presupuesto arranca en abril de 1940 con la pretensión de entrada de recuperar el prestigio del crédito público restableciéndose inmediatamente el pago del “cupón corriente” de la deuda pública emitida en territorio franquista; luego restablecer la unidad monetaria mediante la llamada “operación de desbloqueo” (Ley de 7 de diciembre de 1939) y en tercer lugar organizar la liquidación oficial de los gastos de guerra.

En el presupuesto las partidas de gasto se orientaron a los quehaceres prioritarios del momento (pago de atrasos de la contienda, mejora del andamiaje militar, obra pública y reindustrialización) y los ingresos se configuraron de acuerdo con una nueva e importante normativa: la Ley de Reforma Tributaria que después de agrias discusiones se aprobó el 16 de diciembre de 1941 (mejora de bases tributarias, elevación de tipos de impuestos directos y sistematización de los indirectos a través de la Contribución de Usos y Consumos).

Junto al presupuesto, la actuación financiera centrada en la bicefalia entre política fiscal y política monetaria la llevarían a cabo con competencias no siempre bien ajustadas los ministerios de Hacienda e Industria y por supuesto el Banco de España.

El interés sustantivo fue la administración de la deuda pública, así como la creación por Ley de 25 de agosto de 1939 del Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME) para que se encargara principalmente del control del tipo de cambio.

Y por lo que se refiere a las actuaciones en el ámbito bursátil se sucedieron un sinfín de normativas sobre contratación, nombramientos, fianzas, horarios, etcétera, etcétera, se creó el Servicio Nacional de Banca, Moneda y Crédito, el Consejo Nacional de Crédito, la Dirección General de Banca y Bolsa, el Registro de Rentas y Patrimonios…

El trasfondo cultural del primer ciclo bursátil del franquismo (2). Marco de referencia: política
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