En contra de lo que dice JxCat –algo debe decir- no ha vuelto el gobierno del tripartito. Lo que sí existe es el presupuesto del tripartito, que se le parece, pero no es exactamente lo mismo sino que responde a una estructura de poder más sofisticada.
Observemos: esta estructura de poder controla hoy España, Cataluña y Barcelona. Tiene una hegemonía que deberíamos retrotraernos a los períodos gloriosos del socialismo y la mayoría absoluta de Felipe González por encontrar un equivalente, y aún no sería lo mismo porque la Generalitat estaba en manos de sus adversarios convergentes.
Este gran poder que se formaliza en una estructura variable, tiene en cada caso un vértice distinto con Madrid y el nuevo gobierno del estado, Sánchez y el PSOE. En Cataluña en la Generalitat, Aragonès y ERC. Y en Barcelona Colau y los Comunes.
En el caso español la coalición es con UP con un apoyo parlamentario férreo de ERC.
En Catalunya gobiernan en solitario los republicanos que deben buscar de forma continuada alianzas con sus dos socios, algo volubles, el PSC y En Comú Podem.
Y en Barcelona es donde se da la situación más confusa porque los socialistas son a la vez gobierno, porque forman parte, y oposición, dado que Collboni ha salido y se presenta como alternativa a Colau. ERC, casi como un invitado de piedra, apoya desde fuera a Colau en todo lo que es determinante.
Naturalmente, estas lógicas dejan de funcionar cuando se acercan las elecciones y cada uno quiere ganar, pero globalmente y a lo largo de los años así vamos funcionando.
El dueño de todo es quien tiene más poder; es decir, el presidente del gobierno español que se jacta de haber liquidado el independentismo y que tiene una autoridad incuestionable, aunque no pueda cambiar ni uno solo de los ministros de UP, incluso aquellos que le ocasionan un daño electoral extraordinario, caso de la ministra Irene Montero.
En Catalunya ERC nos vende el relato opuesto en España, alcanzar la independencia con la colaboración del PSC. Es realmente una composición muy rocambolesca, pero hay mucha gente que de buena fe o interesadamente compra.
Por todo ello, estamos ante una telaraña de intereses, una especie de tripartito global que naturalmente no es una balsa de aceite en sus pugnas internas, pero que confluyen en el punto fundamental, apoyarse mutualmente para no perder los diferentes espacios de gobierno, aunque en el caso de los socialistas esperan que cabalgando sobre ERC y Colau puedan darles la puntilla en las próximas elecciones y pasar a gobernar en Barcelona y la Generalitat.
Mientras, en Catalunya tenemos un gobierno no tripartito, sino del 10% que es su representatividad en relación al censo electoral.
Un gobierno que es legal, pero no legítimo y que se mantiene por dos razones.
Una lógica partidista: ya le va bien esa debilidad al PSC mientras prepara el asalto definitivo a la Generalitat.
La otra de carácter institucional: Aragonés se mantiene porque en la transición se decidió que, para dar estabilidad a los gobiernos, no existiera el voto de censura habitual en todos los regímenes parlamentarios, sino en una variante mucho más exigente, el voto de censura positivo, que exige no sólo echar a quien manda y en todo caso ir a elecciones, sino presentar un candidato alternativo que pueda ganar.
Naturalmente en estas condiciones los gobiernos con minorías pírricas pueden mantenerse lo que sea necesario. Esta característica de la democracia española, junto a las listas cerradas y bloqueadas, ha construido la partitocracia que hoy lo controla todo y ha marginado el poder del ciudadano ejercido mediante su voto.
Se explica que el PSC en Catalunya se presenta como partido de orden, los sustitutos de Convergència. Se debe tener un criterio muy especial para verlo de esta forma.
Cómo puede ser partido de orden quien hace una ley de enseñanza como la actualmente en vigor, la ley Celaá, que asfixia a la escuela concertada, liquida el derecho de los padres e introduce cambios que profundizarán más la crisis educativa que hace años vive el país.
¿Cómo puede ser un partido de orden aquel que hace posible que una menor de 16 años pueda abortar o cambiar de sexo sin conformidad de los padres y al mismo tiempo mantenga la necesidad de que le den permiso para ir de excursión a la escuela?
Cómo puede ser un partido de orden aquel que ha hecho un destrozo jurídico tan importante como la ley del «sí es sí».
¿Cómo pueden ser los que en plena pandemia legislaran la eutanasia y el suicidio asistido y al mismo tiempo se niegan a mejorar los recursos para los cuidados paliativos y a incrementar el gasto en dependencia?
En todo caso el presupuesto se aprobará y la Generalitat gozará de más de 41.000 millones de euros
Todo esto de orden no tiene nada. A menos que interpreten la vida en función sólo de si se hace esta infraestructura o se amplía el aeropuerto de El Prat. En todo caso el presupuesto se aprobará y la Generalitat gozará de más de 41.000 millones de euros. Una cifra extraordinariamente alta, que equivale a afirmar que cada catalán mayor o pequeño dispondrá en teoría de más de 5.000 euros a lo largo de este año.
Sí, ya sabemos, es gasto sobre todo en sanidad, escuela, dependencia, funcionarios. De acuerdo. Ahora esta evidencia, no impide que cada uno de nosotros se pregunte sobre si a lo largo de este año se recibirá con especies y en dinero el equivalente a más de 5.000 euros; es decir, más de 20.000 euros por hogar de 4 personas.
Y es que deberíamos empezar a preguntarnos qué hacen con nuestro dinero porque todo este presupuesto tan abundante ha salido de nuestros bolsillos y lo mínimo que debemos exigir por un elemental respeto es eficiencia en su uso. Tendremos ocasión de seguirlo a lo largo del año.
Deberíamos empezar a preguntarnos qué hacen con nuestro dinero porque todo este presupuesto tan abundante ha salido de nuestros bolsillos Share on X