Por qué el PSOE no quiere elecciones: miedo a perderlas

¿Por qué el PSOE se niega rotundamente a plantearse un adelanto de las elecciones pese al alud de dificultades que le rodean? La respuesta es sencilla: porque perdería. A pesar del desgaste parlamentario, de no haber conseguido aprobar los presupuestos por segundo año consecutivo y de la erosión de su socio Sumar, Pedro Sánchez insiste en resistir al frente del Gobierno.

Los datos lo explican. Según la encuesta periódica de NC Report, un 63% de los ciudadanos desconfía del Gobierno, mientras que solo un 30% muestra confianza. Este porcentaje ni siquiera equivale al total de votantes del PSOE y Sumar, lo cual revela un dato aún más preocupante para la Moncloa: ni siquiera todos los votantes socialistas confían en Sánchez.

Naturalmente, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) —bajo la dirección de José Félix Tezanos— ofrece siempre una versión alternativa: victoria del PSOE, estancamiento del PP, ligera erosión de Sumar, y posibilidad de mantener la coalición. Sin embargo, los datos del CIS discrepan radicalmente de los ofrecidos por todas las demás empresas demoscópicas. Y cuando decimos todas, es literalmente todas.

Este descrédito del CIS ha provocado un hundimiento en su reputación. En una escala de fiabilidad del 1 al 10, el organismo público, que antes se encontraba entre los más respetados por su amplio presupuesto, hoy suspende con un 3,5. Un dato que habla por sí solo.

Por contraste, encuestas como la de Celeste-Tel, con una valoración de 5,5, otorgan al PSOE un 28% de los votos, cuatro puntos menos que el CIS. En cambio, al PP le asignan un 34%, una cifra sólida y sostenida, mientras que el CIS lo reduce a un 29%, una diferencia significativa.

Sobre Vox, hay consenso: se mueve en torno al 14%, oscilando ligeramente arriba o abajo según el sondeo. Sumar, en cambio, ronda el 6%, aunque la mayoría de encuestas prevén que no llegará a esa cifra. Algunas ya sitúan a Podemos cerca del empate, incluso superándolo con un 5% o más, salvo el CIS, que mantiene otras cifras.

En resumen, Sumar se hunde, y Podemos compite por el mismo espacio marginal. Ambas formaciones evitan provocar un impacto porque saben que se encuentran en un equilibrio de debilidad mutua.

Vox mantiene una posición estable, sin alcanzar el 15% pero sin caer del 13%. El Partido Popular sigue al alza, acercándose cada vez más a los 150 diputados, aunque aún sin alcanzarlos. En cambio, la suma de escaños de PSOE y Podemos está muy lejos de los números que alcanza el PP en solitario.

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