Netflix, YouTube y la lucha por convertirse en el nuevo Hollywood

A principios de diciembre saltó a los titulares la noticia de que la plataforma de contenidos audiovisuales online Netflix había cerrado un acuerdo para comprar los estudios de cine Warner y todo el negocio de streaming (HBO) de su compañía madre, Warner Bros Discovery (WBD).

Seguidamente, su competidor Paramount anunció una operación pública de adquisición (OPA) hostil a la dirección de Warner y que ofrecía a los accionistas un mejor precio por acción y que incluiría además, y a diferencia de la proposición de Netflix, la división de informativos de Warner, Discovery, que contiene marcas tan emblemáticas como la CNN.

Paramount, que es un enano al lado de Netflix (unos 15.000 millones de dólares de capitalización bursátil contra 430.000) llevó a cabo un esfuerzo muy considerable para poner su tentadora contraoferta sobre la mesa, incluyendo en su financiación figuras de peso como el yerno de Donald Trump, Jared Kushner.

Además de pagar en dinero líquido, el gran argumento de los partidarios de Paramount es que una venta a Netflix situaría al gigante del streaming en posición de dominación del mercado audiovisual online, mientras que una consolidación de las plataformas de Warner y Paramount promovería una alternativa robusta al poderoso Netflix.

Netflix dispone de una cuota del mercado de vídeo online de cerca del 21% en Estados Unidos, justo por detrás del líder que no es otro que Amazon Prime Video (22%), aunque puede considerarse que este juega en una categoría diferente gracias a la gran diversificación de su matriz Amazon. HBO, por su parte, aglutina a un 13% de la audiencia, mientras que Paramount se queda con un 9%.

No se puede obviar el trasfondo político e ideológico de la pugna por Warner. En las guerras culturales estadounidenses, Netflix se ha percibido mayoritariamente como una plataforma progresista, con abundante contenido más o menos veladamente woke. Por su parte, Paramount y sus aliados se sitúan en la tendencia opuesta.

El hecho de que su OPA englobe también a la CNN es aún más revelador, ya que permitiría reorientar la línea editorial de la histórica cadena de información desde posiciones ferozmente anti-Trump hacia postulados más amigables hacia la Casa Blanca actual.

Todo este juego de cartas se mira con consternación desde Hollywood, donde la industria del cine tradicional atraviesa la peor crisis de su historia, con una taquilla en declive continuado desde la Covid, la amenaza de la inteligencia artificial, huelgas de personal pero sobre todo, el auge del streaming.

Y si hablamos de streaming no podemos obviar al actor que jugará previsiblemente el papel más importante de todos en el entretenimiento del futuro: YouTube.

A diferencia de sus rivales hasta ahora mencionados, YouTube es una plataforma de contenidos mayoritariamente “vacía”, ya que son los creadores audiovisuales quien la utilizan, los youtubers, quienes la hacen vivir.

Y de qué manera: YouTube es el líder absoluto del consumo audiovisual total en Estados Unidos, desbancando no solo a todos los rivales tipo Amazon, Netflix, HBO o Disney, sino también de la televisión tradicional.

De hecho, desde 2024, los estadounidenses ven YouTube (recordemos que es la filial de Google-Alphabet), principalmente desde sus aparatos de televisión, y no ya desde sus ordenadores o teléfonos inteligentes.

YouTube no solo tiene desplegados varios programas para impulsar el talento de sus creadores de contenido original, desde humoristas hasta predicadores religiosos, pasando por comentaristas económicos, maquilladoras y probadores de coches, sino que también se interesa por comprar derechos de emisión deportivos. Una práctica que Amazon inició hace unos años y permite ganar rápidamente cuota de mercado.

Símbolo de los tiempos que se avecinan, YouTube transmitirá, a partir de 2029, el directo exclusivo de la ceremonia de los Premios Oscar, poniendo punto final a una tradición de cincuenta años entre la cadena ABC y la Academia.

El CEO de YouTube, Neal Mohan , ha declarado abiertamente su ambición de que la plataforma de vídeos online se convierta en el “nuevo Hollywood”. Mohan ha presentado también su acuerdo con la Academia de los Oscar como una muestra de la intención de YouTube de situarse en el «epicentro de la cultura».

YouTube mantiene un pulso con las cadenas de televisión tradicionales y grandes industriales del audiovisual como Disney por los derechos que les paga a fin de retransmitir sus contenidos.

Estos tienen motivos para estar preocupados: la plataforma de vídeos de Google va poco a poco arañando terreno a las empresas del sector, incluyendo el propio Netflix, y lo hace de una forma mucho más diversificada y, por tanto, envolvente gracias a los youtubers, a las iniciativas para retransmitir eventos deportivos y culturales, y también ofreciendo suscripciones de pago y contenidos de terceros.

Lo que está claro es que la hora de las cadenas de televisión tradicionales, donde los programas se suceden de forma lineal en el tiempo, está llegando a su fin.

El extremo radicalmente opuesto a este modelo caduco, donde es el usuario el que decide exactamente lo que quiere ver de forma inmediata, no es Netflix ni Paramount ni siquiera Amazon, sino YouTube, y es por eso que esta plataforma tiene a la larga las de ganar y convertirse en líder indiscutible del entretenimiento audiovisual.

El extremo radicalmente opuesto a este modelo caduco, donde es el usuario el que decide exactamente lo que quiere ver de forma inmediata, no es Netflix ni Paramount ni siquiera Amazon, sino YouTube Compartir en X

 

 

Entrades relacionades

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.