El ámbito del catalanismo, que tiene un amplio espectro pero que todo él funciona bajo el principio de la aceptación constitucional, se está caracterizando por la multiplicidad de opciones y la dificultad de llegar a acuerdos entre ellas. Por tanto, en el frontispicio, y antes de entrar en más detalles, se sitúa una reflexión necesaria. ¿Qué credibilidad pueden tener las opciones políticas que quieren rehacer Cataluña del conflicto que ha generado el independentismo del procés, que implica la capacidad de cohesionar y construir puentes, al tiempo son incapaces de ponerse de acuerdo, si no todas al menos parte de estas pequeñas formaciones?
El PDeCAT, emancipado de la tutela de Puigdemont, se presentará en solitario, al tiempo que también lo hará el nuevo Partido Nacionalista de Cataluña (PNC) que tienen bastantes puntos de contacto. Todos los observadores están de acuerdo en que por separado es muy difícil que lleguen a alcanzar representación parlamentaria, pero a estas alturas esa es la posición que afirman las dos opciones. Una última cuestión, y no pequeña, es que con su discurso actual se puede generar la duda sobre qué harán con su representación en el caso de alcanzarla. ¿Apoyarían un gobierno independentista basado en la teoría del «lo volveremos a hacer»?
Units per Avançar es una de las formaciones que salió mejor a escena y consiguió, aliada con los socialistas, un lugar de significación como es un diputado en el Parlamento de Cataluña y una tenencia de alcaldía al Ayuntamiento de Barcelona. Pero, a partir de ahí esta organización no parece que haya sido capaz de tener suficiente fuerza o atractivo para establecer acuerdos más amplios. Lanzaron la iniciativa de Albert Batlle, teniente de alcalde de la capital de Cataluña, cabeza de lista de una candidatura conjunta que no ha cuajado. Tampoco lo han hecho las conversaciones mantenidas con el PNC. Y ahora parece que volverán a repetir de cara al febrero su inserción en la lista del PSC, lo que les plantea un problema grande de credibilidad política, porque ahora el PSC también significa el gobierno Sánchez, y por tanto ley de la eutanasia, una ley de enseñanza muy ideológica y contraria a los presupuestos que siempre había mantenido UDC, más el propósito de una nueva ley de aborto. Por mucho que se diga que ellos no votan a favor, porque estos asuntos se resuelven en el Congreso, es evidente que su participación refuerza la opción política que sí lo hace posible. En todo caso, por esta vía parece que no se construye un electorado propio y por lo tanto es un camino con poco futuro, o lo que se dice de «pan para hoy, hambre para mañana»
Este camino de intentar participar en la lista socialista lo pueden intentar otras organizaciones, en concreto Lliures. Hay movimientos en este sentido.
La Lliga, una opción que se presentó como un proyecto realmente nuevo, no acaba de salir de esta fase. No emerge con acciones políticas, fuera de una valiosa petición de indulto, ni tiene presencia consistente en la red y en el crecimiento orgánico.
Sumado y restado a mediados de octubre, y a pesar de los meses transcurridos, el panorama no es nada alentador para el catalanismo frente a la cita de febrero.
L’àmbit del catalanisme s’està caracteritzant per la multiplicitat d’opcions i la dificultat d’arribar a acords entre els partits Share on X