Hay ya un incremento anómalo de hombres hechos y derechos que acuden al registro civil para declarar que se sienten mujeres. Esta característica responde al 90% de los casos, según informan los medios de comunicación, no sólo del propio país sino también de Europa, porque la anomalía llama ya la atención a los de fuera.
Estos hombres no tienen ningún interés en hormonarse ni en realizar ningún cambio físico, de hecho a poco que puedan ni siquiera se cambiarían el nombre. Lo único que quieren es legalmente ser mujeres y de esta forma acogerse a las ventajas que como tales tienen.
Se puede pensar que existe un fraude de ley en todo esto; es posible, pero es muy difícil de demostrar dado que la legislación española sólo pide la autodeterminación subjetiva, es decir, la palabra de lo que cada uno considera que es. Y si uno dice que es mujer, aunque lleve barba y tenga unos increíbles bíceps, ¿quién le puede discutir legalmente esta consideración? Esta corriente tiene un importante efecto distorsionador y al mismo tiempo cuestiona una de las premisas centrales del feminismo: que las mujeres están discriminadas. Nadie se apunta a un grupo que sufra esa condición.
Hay pocas mujeres maduras, por no decir ninguna, que pidan convertirse en hombres y ésta es la mejor verificación de quien tiene ventajas y quienes inconvenientes. Donde sí se registra un predominio del sexo femenino es en las chicas adolescentes que, teniendo problemas propios de su edad, consideran que la forma de resolverlos es convertirse en un chico. Pero son esto, adolescentes, no mujeres hechas y experimentadas por la vida.
La casuística es ya suficientemente grande para poder hacer una tipología de las razones que impulsan esta ola de los hombres hacia la transformación legal a mujeres:
- Acceder con mayor facilidad a cuerpos que tienen pruebas físicas exigentes, como policías y bomberos. Ya tenemos casos que han salido en los periódicos. La razón es muy simple, como las pruebas físicas son menos exigentes para las mujeres, estos hombres las pasarán fácilmente y además conseguirán una alta puntuación que les garantizará con mayor facilidad la plaza.
- Mejorar la situación carcelaria. Ya se han producido 6 casos de golpe en Asturias de hombres que han pedido el traslado a prisiones de mujeres y se les ha concedido. Disponen de mejores instalaciones, mayores comodidades ambientales y una disciplina más relajada. Las ventajas son claras. Por no hablar de otros hipotéticos atractivos.
- Recuperar la custodia de sus hijos. Hombres que han sido denunciados por violencia de género y que por razón de la legislación vigente y sin que exista juicio ni condición de culpabilidad, les ha sido retirada la custodia compartida; una ventaja que sólo tienen las mujeres. Al ser legalmente considerada de esa condición, aquella discriminación por el hecho de ser hombre desaparece.
- Una variante de la anterior es para protegerse de continuadas denuncias por violencia de género que la mujer interpone sobre el hombre por otras razones que no son sus hijos, por ejemplo, para presionarle económicamente. Que la denuncia sea desestimada o que pierda el juicio no es inconveniente para que aproveche cualquier circunstancia para desencadenar otras nuevas, porque lo que importa es la presión. Hay hombres que ven la defensa de su indemnidad jurídica, pasando a ser considerados legalmente mujeres.
Todo ello es un desastre y se suma a las malas leyes como la del “solo sí es sí”, de hecho otras muchas que crean inseguridad jurídica en materias tan importantes como pueda ser la eutanasia, porque éste es un gobierno que le preocupa menos el rigor de la ley que la imagen política que, equivocadamente o no, piensa alcanzar gracias a ella.