En la información publicada el viernes 3 de mayo que trata cada día de temáticas concretas relacionadas con las elecciones en Cataluña, a la hora de realizar el abordaje de la inmigración, La Vanguardia infravalora la cifra real de lo que significa la inmigración en Cataluña. La sitúa en el 17,24% del total de la población, una magnitud que en realidad es equivalente a la que tiene a nivel español. Para 2022, la cifra era aún más baja, un 15,9%.
La razón fundamental de esta subvaloración es que utiliza un dato que no expresa realmente la dimensión de la población inmigrada por considerar la población extranjera en lugar de la población nacida en el extranjero. La diferencia, en un país que está registrando un importante y continuado flujo de inmigración desde inicios del siglo actual, es muy significativa.
Un ejemplo lo permite ver con brevedad y claridad. Un marroquí de 34 años que finalmente ha conseguido la nacionalidad española no está considerado como inmigrante porque ya no es población extranjera, pero desde el punto de vista de su impacto económico y social obviamente lo es. En 2022, la población nacida en el extranjero representaba el 21,1% del total de Cataluña, cifra que había aumentado hasta el 22,4% en enero de 2023, siempre según las cifras del Idescat .
Concretamente, para esa fecha, 4.975.830 habitantes de Cataluña habían nacido en el propio territorio, 1.151.646 habían nacido en el resto de España y 1.774.487 lo habían hecho en el extranjero. Por tanto, este último grupo significaba el 22,4% y había aumentado 1,3 puntos porcentuales en sólo 1 año. Es una cifra de crecimiento muy alta. También es evidente que la población extranjera en Cataluña ya supera claramente a la del resto de España y que la población nacida en Cataluña sólo significa ya el 36%.
Hay otras fuentes que elevan esta proporción, en concreto Focus on Spanish society de marzo de 2024, una publicación de Funcas , que calcula a los inmigrantes para el conjunto de España en el 18,1% del total, 8,8 millones de personas, mientras que para Cataluña eleva su proporción hasta el 24%.
En este contexto, nuestro país se sitúa como el de mayor población extranjera, por delante de Suecia (20,4%), Alemania (19,5%), Portugal (16,1) y Francia (13,1%). Además, esta proporción es mayor entre la población de 25 a 44 años, que representa la mitad del total. En el caso de Barcelona, la cifra aún resulta mayor, ya que el 31,3% ha nacido en el extranjero, lo que la convierte en la ciudad peninsular con mayor población de este origen y una de las capitales europeas también con mayor cifra de población de origen inmigratorio.
Este hecho tiene múltiples consecuencias, unas positivas, sobre todo en relación con el mercado laboral, pero otras negativas en la vertiente social (demanda de viviendas, de servicios), y en el caso concreto de Cataluña tiene una fuerte incidencia sobre la lengua y la cultura del país.
Hay que considerar que con datos del Idescat referidos a 2021 sólo el 29,2% de la población de Cataluña tiene el catalán como primera lengua. La ventaja es que esta proporción aumenta en función de la juventud de las personas porque sólo representa el 17,9% entre las que tienen 65 y más años, pero alcanza el 41,9% en las situadas en los 14 años y por debajo de esa cifra. En la edad de máxima actividad laboral, de 25 a 44 años, se sitúa en una tercera parte de este grupo de población. El conjunto que tiene como primera lengua familiar el catalán se ha ido reduciendo
Este hecho está estrechamente relacionado con el flujo inmigratorio, dada la baja presencia de población con origen en otras comunidades españolas. De acuerdo también con IDESCAT, pero con otro enfoque, el de la lengua de uso habitual, que no es el mismo que la primera lengua familiar, el porcentaje es claramente mejor porque significa el 36% de la población. En toda esta dinámica es evidente que el hecho de que el catalán sea lengua vehicular en la escuela ha tenido y tiene una importancia primordial. También se manifiesta esta realidad en que el 87% de la población de Catalunya entiende el catalán.